Hola hola!
Bueno, no se si alguien ha estado pendiente de esto o si directamente les llega aviso de la página cada vez que publico... El caso es que cambio de web y espero, y deseo, ser capaz de seguir escribiendo...
Aquí os dejo el nuevo link: http://callepsia.wix.com/elbauldemimaginacion
Nos vemos!!
Algo que contar
20 julio 2014
20 enero 2013
Sin inspiración
Y como dice el título así es como me encuentro, además que atrapada por el estudio y pensando mucho en el futuro... Así que si alguien me lee siento no continuar por ahora, no es un adiós, es un hasta luego ^^
09 septiembre 2012
Capitulo 35 "La luz de mi oscuridad"
Me
sentía como una muñeca de juguete. Esas dos personas se lo estaban pasando
bomba a mi costa. Riky, el peluquero, me había llenado la cabeza de papel de
plata para, según él, dale algo de color a mi castaño pelo. Eve, por su parte,
me rodeaba de un montón de telas para ver que color iba mejor con mi tono de
piel. Me miré al espejo, pero no me reconocía. Nunca había ido a ninguna
peluquería. Me había apañado yo sola con unas tijeras por temor a que mi padre
me recriminara la frivolidad de ir a una centro de belleza. Me decía que lo mío
no tenía arreglo. Al parecer ni Riky ni Eve se daban por vencidos y estaban
dispuestos de hacer de mi una princesa. Cuando Riky me quito el papel de plata
y me lavo la cabeza me puso una toalla y me dejo en manos de Eve que me midió
de pies a cabeza.
-
Vas a estar estupenda con el vestido que te voy
a hacer – me dijo risueña.
Al final termine en albornoz mientras entre los dos me hacían la
manicura y la pedicura. Me sentía como Julia Roberts en Pretty Woman. Me
consolaba el echo de que yo no tuviera ni tan mal vocabulario ni la misma
vocación de ella. Cerré los ojos y me deje llevar entre los perfumes que me
rodeaban. Me pusieron algo en la cara. Riky empezó a jugar de nuevo con mi pelo
mientras Eve montaba algo con las telas que había escogido para mi vestido. Cuando
quise abrir los ojos Riky no me lo permitió.
-
¡Oh no cariño! Ahora no te dejo que los abras.
Quiero ver tu ojos sorprendidos cuando veas los que Eve y yo hemos hecho
contigo – y me palmeo el hombro.
Noté como me pintaban la cara. También noté cuando Eve me puso el
vestido. Riky no paraba de retocarme el pelo cada vez que yo me movía
repentinamente. Creo que pase muchas horas en sus manos. Disfrutando de el
cuidado que me daban. Noté como unas manos me cogían por los hombros y me
conducían hacia algún lugar. No se escuchaba ningún sonido. Escuche como una
puerta se abría y como se cerraba tras de mi. Reconocí el olor de mi cuarto.
-
Abre los ojos corazón – me dijo Riky.
Cuando los abrí creí en la magia. No podía creer que la chica que
reflejaba el espejo fuera yo misma. Mi pelo brillaba como nunca con unos tenues
reflejos rojizos que al sol se verían todavía más. Mi melena caía en unos
bonitos bucles hasta mis hombros. Tenía el flequillo liso hacia un lado. Estaba
ligeramente maquillada. Me habían puesto un color rojo en los labios que no
desentonaba. Simplemente les daba color. Mis mejillas estaban sonrosadas, ya
sea por el polvo o por que me había puesto roja de la emoción. Mis ojos estaban
pintados en todos rosas suaves que misteriosamente hacía brillar el marrón de
mis ojos. Luego llegaba lo mejor. El vestido. Era de un rojo intenso. Era de
palabra de honor. Por debajo de mis pecho había una cinta de raso negro que impedía que el vestido se
me cayera. El vestido caía hasta mis rodillas y dejaban ver unas piernas
bonitas, bien formadas. Los zapatos iban a juego con la cinta. Eran negros de
raso con una poco de tacón. Supongo que alguien les había advertido que el
equilibrio no era lo mío. Me di la vuelta y los dos me miraban muy satisfechos
con su trabajo. Me lancé a ellos y los abracé.
-
Ten cuidado o tu vestido se ira al garete – me
dijo Eve.
Riky me aparto y me empezó a poner el pelo en su sitio.
-
Las princesas tienen que ser cuidadosas con su
aspecto – me acarició la mejilla – No escondas tu belleza nunca más o James se
las tendrá que ver conmigo por permitírtelo.
Escuche mi risa y también me pareció magia. Era mi risa, la de
verdad. La de una adolescente feliz.
-
Ahora baja las escaleras, te están esperando –
me dijo Eve.
Me di la vuelta y abrí la puerta.
-
¡Con delicadeza! – me recordó Riky. Luego
escuche como le decía a Eve – Ese abrazo a valido más que mil palabras, en
serio – y luego escuche sus risas.
Baje las escaleras algo nerviosa. No quería tropezar, caerme y
estropear el maravilloso trabajo. A los pies de la escalera me esperaban dos
chicos vestidos de etiqueta. Hasta que no estuve a cinco escalones de ellos no
les reconocí. A Derek se le veía muy guapo con su traje blanco. No podía ser de
otra manera en él. No venía con el los trajes clásicos negros. El tenía que
desentonar, dar la nota. Llevaba una corbata blanca contrastando con su camisa
negra que estaba bien metida por dentro del pantalón, aunque dudaba que durase
mucho por dentro. En el bolsillo de la americana llevaba un pequeño capullo de
rosa roja. A su lado, estaba Jack. Cuando le miré a los ojos mi corazón se
acelero. Llevaba un traje negro clásico con una camisa blanca y una corbata
roja. En el bolsillo de su americana también llevaba una rosa roja. Entre los
dos me ayudaron a bajar el ultimo escalón, pues tenía la sensación que mis
rodillas ya no me sostenían.
-
¡Estas preciosa encanto! – me dijo Derek.
Le sonreí nerviosa. Las palabras habían volado de mi garganta
desde que me había visto en el espejo. A la derecha de nosotros estaban James y
Mikel en sus brazos. James sonría satisfecho como si el hubiera sido quien me
hubiera peinado y vestido y Mikel reía divertido.
-
La cenicienta se ha convertido en princesa –
dijo riendo.
Sus palabras eran ciertas pues me sentía como en un cuento. Estaba
en el punto de la historia donde los malos momentos y las penas eran
recompensadas. Donde se empezaba a creer que los sueños se podían hacer
realidad. Jack se acerco a mi y me puso una ramillete en forma de flor de color
rojo y negro. Por un momento creí que me ponía una amapola de aquel prado donde
mi corazón empezó a latir a la sintonía del amor. Jack se acercó un poco a mi y
me dio un beso en la mejilla. Se quedo un momento cerca de mi oído y me dijo:
-
La palabra preciosa se queda corta para
describirte, estas realmente hermosa Sam.
Mis ojos querían llorar de emoción pero me mantuve firme pues Riky
era capaz de hacerle algo horrible a James si me estropeaba el maquillaje. Les
dedique a todos una sonrisa temblorosa.
-
No se... – junte mis manso y las puse en mi
pecho – No se como daros las gracias por... – cogí aire evitando que mi voz se
quebrara - ... por hacer todo esto por mi. ¡Muchas gracias de verdad!
Al momento James me abrazó. Me sentí segura entre sus brazos.
-
Espero que te guste mi regalo de cumpleaños. Ya
se que es mañana pero me moría de ganas por saber que había debajo de esa capa
de malos recuerdos. Estas guapísima Sam, realmente guapísima – y me dio un beso
en la mejilla.
Mikel tiró de mi vestido para llamar mi atención. Le miré como
alzaba su manita y me cogía mi mano. Me dio un beso húmedo en ella como si el
fuera el príncipe y yo la princesa.
-
¿Bailaras conmigo mi lady? – me dijo divertido y
emocionado.
-
Por supuesto, estaré encantada de bailar junto a
ti Lord Mikel – dije divertida.
-
¡Bueno! – espetó James – Tenéis que iros ya, la
limusina ya ha llegado – mi boca se desencajo ¡Limusina y todo! - ¡Venga, no
quiero que lleguéis tarde!
-
No seas plasta viejo – soltó Derek riéndose al
ver mi cara.
-
Si quieres ser abogado más te vale mejorar tu
vocabulario Derek – le regaño su padre.
-
Si, padre – dijo burlón.
Jack me cogió del codo y puso mi mano sobre su brazo. Me condujo
hacia la larga limusina que nos esperaba a la entrada de la casa. Derek me
abrió la puerta imitando muy bien a los mayordomos de las épocas pasadas.
Dentro de la limusina estaba oscuro pero algo hacia refleja millones de
estrellas por dentro. Hasta que no giré la cabeza no creí que me pudieran
sorprender todavía más, pero así era. Raquel estaba allí vestida con un vestido
de lentejuela plateados. Su melena rubia estaba recogida en una coleta alta. De
sus orejas colgaban dos aros plateados a juegos con su vestido. Me abalance
sobre ella y nos fundimos en un efusivo abrazo.
-
¡Pero si hablé contigo esta mañana! – dije sin
salir de mi asombro mientras me sentaba a su lado si soltarle las manos a mi
mejor amiga.
-
Y yo estaba en el aeropuerto esperando para
facturar mis cosas y venir hasta aquí – me acarició la mejilla - ¿Creías que me
iba a perder el cumpleaños de mi mejor amiga?
-
Gracias – dije con voz temblorosa.
-
Será mejor que no llores Sam – dijo Jack que
estaba sentado enfrente mío – O no podré ir a cortarme el pelo en un año porque
Riky me matará si se te estropea el maquillaje – dijo divertido.
-
Llora todo lo que quieras – dijo Derek riéndose
– Quiero ver como le deja ese tío a Jacky – se agarro la tripa con los brazos –
Estoy que reviento de risa solo de pensarlo.
Paró de golpe cuando su primo le dio un codazo mal disimulado en
las costillas. Y entonces fuimos nosotras las que nos reíamos.
No tardamos mucho en llegar al instituto. Cuando bajamos de la
limusina la gente rodeo a Raquel. Me sentí algo celosa porque la estaban
acaparando. También estaban avasallando a Derek y a Jack, pero Jack no me
soltaba. Me tenía cogida de la cintura y me llevaba allá donde le llevaba la
gente. De lejos vi como Tom cruzaba unas palabras nerviosas con Raquel que
sonreía feliz. Nos dirigimos al gimnasio donde nos darían los diplomas y la
orla con las fotos de todos nosotros. Me sentía bajar del cielo de pies a
tierra. La magia no podía durar allí donde yo me dirigía. Mis compañeros me
miraban fascinados pero no me dirigían la palabra. Era frustrante darse cuenta
que por culpa de mi timidez y de las cosas de la vida no había podido
relacionarme con nadie más.
-
Sentémonos allí – grito Raquel que de repente
salió de la nada y estaba a mi lado de nuevo – La gente no te reconoce Samy –
me dijo divertida.
Me senté flanqueada entre Jack y Raquel. De repente las luces se
apagaron y Jack me cogió de la mano. Que sin darme cuenta me había empezado a
temblar.
-
No te preocupes, yo estoy contigo – me dijo al
oído.
Una pantalla brillo y empezó a proyectar imágenes de nuestro curso
desde que éramos unos renacuajos. Me vi en un par, siempre al lado de Raquel.
Las últimas ya eran de este curso. A pesar de las pocas semanas que habían
pasado aquí Derek y Jack salían en varias. Haciendo ver la popularidad que les
rodeaba. También salió la foto en la que Jack y yo salíamos abrazados en la
terraza y por la que Raquel se enfadó conmigo. Entendí que la foto había sido
para este día de parte de alguien del departamento de fotografía. Cuando la
imágenes dejaron de salir las luces volvieron a encenderse. El director se puso
delante de todo el alumnado y dejo salir el discurso de todos los años que
dedicaba a los alumnos que se graduaban. Luego fue nombrando uno por uno para
que subieran y darles el diploma y la orla.
Cuando fue mi turno casi me caigo subiendo las escaleras. Pensé que la
gente se echaría a reír al verme hacer el ridículo pero lo único que mis oídos
alcanzaron a oír fue a cinco voces distintas que me vitoreaban desde la otra
punta de la sala. Distinguí la voz de Mikel porque era infantil y chillona, la
voz de James que sonó firme como si estuviera delante de un juez gritando
¡Protesto! También escuche a Derek que se reía a la par que gritaba mi nombre.
Raquel no podía ser menos y competía con él para ver a quien se le escuchaba
más. Pero hubo una voz que me paralizó el corazón, que detuvo mi tiempo y puso
el contador en cero. La voz que más necesitaba oír se escuchaba más fuerte que
ninguna en mis oídos. No sabía que fuera capaz de distinguirla entre tanto
ruido, pero mi corazón sabía apreciar aquel sonido que salía de los labios de
mi madre. Cogí el diploma y la orla a prisa y baje las escaleras sin mirar al
suelo.
07 septiembre 2012
Reunión, planes, bestias..
Estaban todos reunidos alrededor de una gran mesa redonda. Algunos miraban extrañados a los presentes, otros se mantenían pacientes esperando que el murmullo cesara para dar comienzo a la reunión.
- ¿De verdad que tengo que estar aquí? - dijo Nay nerviosa - Debería estar con mi hermano...
Una mano con tatuajes descoloridos por el sol paro sobre su hombro con misión de tranquilizarla.
- No te preocupes, mis cuidados lo sanaran rápido - sonrió Runa tranquila y divertida al ver la mirada furiosa de Evelyn - ¿Verdad?
- Bah... Sigo diciendo que los antiobioticos harían mejor que esas cosas raras que traes, seguro que coge alguna jodida infección... A saber de que mierda de caballo venía eso...
Runa rió divertida a la vez que la mirada de Ariadna acusaba el vocabulario inapropiado de su hermana melliza.
- Quien lo diría, la pequeña Eve con tales palabras..., la ultima vez que te vi eras una niña dulce y obediente bajo el mando de tu padre, ya veo que tu hermana no ejerce ese mismo poder sobre ti - la voz de Ben sonó serena pero sus palabras escupían veneno, una mujer al cargo de uno de los mejores aquelarres que conocía... Qué barbarie pensaba.
Pero Ariadna no contestó, sus palabras resbalaron al igual que lo hacía el agua por su cuerpo cada mañana al lavarse.
- Yo solo quisiera saber... - dijo Creick mirando a todos los presentes, incluso al viejo de barbas blancas donde no conseguía averiguar donde tenía la boca... - Es si estar aquí me reportara algún beneficio, estoy perdiendo dinero estando aquí escuchando vuestras pullas y muchas bestias estarán matando vidas inocentes mientras no hacemos más que gastar saliva.
- En serio, mi hermano... - insistía Nay - yo no hago nada aquí, solo vine porque necesitaba ayuda...
- Vayámonos de aquí ojitos claros - dijo Creick mientras se levantaba.
- Sentaos un momento - la voz de Ariadna sonó clara y autoritaria he hizo que el murmullo cesara a la vez que Creick tomaba asiento divertido - Es cierto que ambos - dijo dirigiéndose a Nay y Creick - no deberíais estar aquí, pero dadas las circunstancias y vuestras habilidades he decidido que era necesario que estuvierais presentes en esta reunión, una vez finalizada sois libres de marcharos si son así vuestros deseos.
- Joder espero que no dure mucho... - dijo Eve en voz baja, notó la mirada asesina de su hermana y sonrió.
- El motivo es claro: bestias. Hemos pasado un largo tiempo, unos más que otros - y miró a Ben que la estaba evaluando con la mirada - luchando contra ellas, hemos perdido familia y amigos por su culpa y solo nos hemos limitado a enfrentarlas en contadas ocasiones sin buscar una solución para exterminarlas. - hubo un pequeño barullo de voces, Ari espero unos segundos y cuando aflojó continuó - Cada uno de los presentes, incluidas las nuevas recientes incorporaciones, son los más sabios en el tema, los más experimentados en batallas... Hoy, os he convocado aquí para ponerle fin.
- Esto es una locura... - musitó Nay - Mi padre me contó que no se sabia de donde de salen y si alguien dió con la respuesta nunca volvió para contarlo, se por donde van los tiros, se que es lo que pretendes y es una absoluta locura...
- La puta locura es esperar a que acaben con nosotros ellos primero joder - explotó Eve - cada vez son más fuertes, las criaturas con menos fuerza son cada vez menos, se están movilizando...
- Solo podemos hacer una cosa... - Creick se había emocionado de golpe, matar criaturas es una de las cosas que más le gustaban - buscar el nido.
- Interesante - dijo Runa mientras jugueteaba con una piedra morada entre sus dedos - acabar con el problema desde la raíz...
- ¿Y quién serán los suicidas? - todos la miraron con la respuesta evidente escrita en sus rostros y aun teniendo poca visibilidad Nay se dio cuenta - ¡No! No participare en esto...
- Nay - dijo Ben - Creick nos ha contado tus habilidades con el arco a pesar de no ver demasiado, si es cierto lo que dice, tus habilidades incluso tus enseñanzas para los arqueros nos serían muy útiles. Ten en cuenta que como arquera tu posición no sería en primera linea, nunca estarías cuerpo a cuerpo con la bestia y además... ¿no desearías que tu hermano, el único hermano que te queda, creciera libre y sin peligros?
- Podría... podría pensarlo... quizás...
- Bien, llevamos mucho tiempo pensando en el plan y viendo la cantidad de bestias que nos hemos encontrado en los pocos rastreos que hemos hecho estas zonas - dijo mientras abría un mapa y lo dejaba encima de la mesa a la vista de todos, señaló unas zonas en color rojo - son donde más cantidad de criaturas se han hayado y exterminado por lo que suponemos que el nido o esta cerca o tienen algo que esconder por ahí.
- Acabemos con estas putas bestias - dijo Eve - ¿tu mierda de caballo nos ayudará Runa? ¿o lo harán esos polvos de vieja que tienes en los bolsillos?
- Polvos... sí, quizás ayuden... - sonrió a Eve- Estoy seguro que unos cuantos polvos no te irían mal pequeña lagarta de lengua suelta - esto provoco una sonrisa inesperada sobre Eve que más que molestarla le gustó que la contestara.
- Sabemos donde ir pero debemos prepararnos para ello, entrenar y eso requerirá un tiempo, esfuerzo y... - comenzó a decir Ariadna.
- Cooperación - terminó Ben, y miro a la jefa a los ojos sabiendo que iban a tener muchas desavenienzas pero algo dentro de él le decía que no iba a ser... tan irritante - Nay, se que antes te he mencionado que tu posición no implicaría cuerpo a cuerpo pero a la vez que pules tu habilidades con el arco sería recomendable que aprendieras ciertas técnicas de cuerpo a cuerpo para eso, Creick, deberás ayudarla a ella y a todos aquellos que quieras ayudarnos en esta misión - ambos asintieron, uno más que emocionado que el otro - Evelyn ayuda a Creick a la vez que deberás cooperar con el material de soporte médico con Runa, y Ariadna...
- Usted y yo deberíamos ocuparnos de la estrategia - finalizó Ariadna claramente molesta porque le hubiera quitado el rol de mando en esta reunión, cosa que no iba a consentir.
Una vez la reunión finalizó y con las tareas asignadas a cada uno de los presentes al igual que mucha más gente de aquel lugar se concedieron un día para mentalizarse para lo que al día siguiente estaba por comenzar.
- ¿De verdad que tengo que estar aquí? - dijo Nay nerviosa - Debería estar con mi hermano...
Una mano con tatuajes descoloridos por el sol paro sobre su hombro con misión de tranquilizarla.
- No te preocupes, mis cuidados lo sanaran rápido - sonrió Runa tranquila y divertida al ver la mirada furiosa de Evelyn - ¿Verdad?
- Bah... Sigo diciendo que los antiobioticos harían mejor que esas cosas raras que traes, seguro que coge alguna jodida infección... A saber de que mierda de caballo venía eso...
Runa rió divertida a la vez que la mirada de Ariadna acusaba el vocabulario inapropiado de su hermana melliza.
- Quien lo diría, la pequeña Eve con tales palabras..., la ultima vez que te vi eras una niña dulce y obediente bajo el mando de tu padre, ya veo que tu hermana no ejerce ese mismo poder sobre ti - la voz de Ben sonó serena pero sus palabras escupían veneno, una mujer al cargo de uno de los mejores aquelarres que conocía... Qué barbarie pensaba.
Pero Ariadna no contestó, sus palabras resbalaron al igual que lo hacía el agua por su cuerpo cada mañana al lavarse.
- Yo solo quisiera saber... - dijo Creick mirando a todos los presentes, incluso al viejo de barbas blancas donde no conseguía averiguar donde tenía la boca... - Es si estar aquí me reportara algún beneficio, estoy perdiendo dinero estando aquí escuchando vuestras pullas y muchas bestias estarán matando vidas inocentes mientras no hacemos más que gastar saliva.
- En serio, mi hermano... - insistía Nay - yo no hago nada aquí, solo vine porque necesitaba ayuda...
- Vayámonos de aquí ojitos claros - dijo Creick mientras se levantaba.
- Sentaos un momento - la voz de Ariadna sonó clara y autoritaria he hizo que el murmullo cesara a la vez que Creick tomaba asiento divertido - Es cierto que ambos - dijo dirigiéndose a Nay y Creick - no deberíais estar aquí, pero dadas las circunstancias y vuestras habilidades he decidido que era necesario que estuvierais presentes en esta reunión, una vez finalizada sois libres de marcharos si son así vuestros deseos.
- Joder espero que no dure mucho... - dijo Eve en voz baja, notó la mirada asesina de su hermana y sonrió.
- El motivo es claro: bestias. Hemos pasado un largo tiempo, unos más que otros - y miró a Ben que la estaba evaluando con la mirada - luchando contra ellas, hemos perdido familia y amigos por su culpa y solo nos hemos limitado a enfrentarlas en contadas ocasiones sin buscar una solución para exterminarlas. - hubo un pequeño barullo de voces, Ari espero unos segundos y cuando aflojó continuó - Cada uno de los presentes, incluidas las nuevas recientes incorporaciones, son los más sabios en el tema, los más experimentados en batallas... Hoy, os he convocado aquí para ponerle fin.
- Esto es una locura... - musitó Nay - Mi padre me contó que no se sabia de donde de salen y si alguien dió con la respuesta nunca volvió para contarlo, se por donde van los tiros, se que es lo que pretendes y es una absoluta locura...
- La puta locura es esperar a que acaben con nosotros ellos primero joder - explotó Eve - cada vez son más fuertes, las criaturas con menos fuerza son cada vez menos, se están movilizando...
- Solo podemos hacer una cosa... - Creick se había emocionado de golpe, matar criaturas es una de las cosas que más le gustaban - buscar el nido.
- Interesante - dijo Runa mientras jugueteaba con una piedra morada entre sus dedos - acabar con el problema desde la raíz...
- ¿Y quién serán los suicidas? - todos la miraron con la respuesta evidente escrita en sus rostros y aun teniendo poca visibilidad Nay se dio cuenta - ¡No! No participare en esto...
- Nay - dijo Ben - Creick nos ha contado tus habilidades con el arco a pesar de no ver demasiado, si es cierto lo que dice, tus habilidades incluso tus enseñanzas para los arqueros nos serían muy útiles. Ten en cuenta que como arquera tu posición no sería en primera linea, nunca estarías cuerpo a cuerpo con la bestia y además... ¿no desearías que tu hermano, el único hermano que te queda, creciera libre y sin peligros?
- Podría... podría pensarlo... quizás...
- Bien, llevamos mucho tiempo pensando en el plan y viendo la cantidad de bestias que nos hemos encontrado en los pocos rastreos que hemos hecho estas zonas - dijo mientras abría un mapa y lo dejaba encima de la mesa a la vista de todos, señaló unas zonas en color rojo - son donde más cantidad de criaturas se han hayado y exterminado por lo que suponemos que el nido o esta cerca o tienen algo que esconder por ahí.
- Acabemos con estas putas bestias - dijo Eve - ¿tu mierda de caballo nos ayudará Runa? ¿o lo harán esos polvos de vieja que tienes en los bolsillos?
- Polvos... sí, quizás ayuden... - sonrió a Eve- Estoy seguro que unos cuantos polvos no te irían mal pequeña lagarta de lengua suelta - esto provoco una sonrisa inesperada sobre Eve que más que molestarla le gustó que la contestara.
- Sabemos donde ir pero debemos prepararnos para ello, entrenar y eso requerirá un tiempo, esfuerzo y... - comenzó a decir Ariadna.
- Cooperación - terminó Ben, y miro a la jefa a los ojos sabiendo que iban a tener muchas desavenienzas pero algo dentro de él le decía que no iba a ser... tan irritante - Nay, se que antes te he mencionado que tu posición no implicaría cuerpo a cuerpo pero a la vez que pules tu habilidades con el arco sería recomendable que aprendieras ciertas técnicas de cuerpo a cuerpo para eso, Creick, deberás ayudarla a ella y a todos aquellos que quieras ayudarnos en esta misión - ambos asintieron, uno más que emocionado que el otro - Evelyn ayuda a Creick a la vez que deberás cooperar con el material de soporte médico con Runa, y Ariadna...
- Usted y yo deberíamos ocuparnos de la estrategia - finalizó Ariadna claramente molesta porque le hubiera quitado el rol de mando en esta reunión, cosa que no iba a consentir.
Una vez la reunión finalizó y con las tareas asignadas a cada uno de los presentes al igual que mucha más gente de aquel lugar se concedieron un día para mentalizarse para lo que al día siguiente estaba por comenzar.
30 julio 2012
Capitulo 34 "La luz de mi oscuridad"
El viernes me levanté
temprano. Me senté en la cama y abrí los ojos algo cansada. No había parado de
darle vueltas. No sabía que estaría tramando Jack. Me levanté y fui hacia la
ventana. Había amanecido un nuevo día soleado. Abrí la ventana y saqué la
cabeza hacia una brisa fresca. Estaba segura que para esta noche haría tan buen
tiempo. De repente tuve la sensación de que me olvidaba de algo. Estaba bien
claro que mi madre no tardaría muchos días en llegar, en estar conmigo de
nuevo. Pero algo se me escapaba. Fui hacia el armario y comencé a vestirme sin
parar de rebuscar en mi memoria que podía ser lo que se me escapaba. Iba hacia
la puerta para salir cuando por mi mente se hicieron presentes dos números bien
claros. Una fecha: el 22 de junio. ¿Cómo me podía haber olvidado de una fecha
como esta? ¡Mañana era mi cumpleaños! Puse mi mano en el picaporte y me pare en
seco. Ahora que lo pensaba era lógico que no me acordara. Desde que mi madre se
fue no había celebrado mi cumpleaños, ni soplado unas velas. Supongo que
cumplir años no era tan importante comparado con el echo de volver a ver a mi
madre. Giré el picaporte y baje las escaleras hacia el comedor. Como siempre
James leía el periódico y Mikel jugaba con sus cereales. Pero Jack no estaba.
Me senté a la mesa y me unte mantequilla en una tostada.
-
Hoy os dan las notas ¿no? – dijo James sin
levantar la vista del periódico.
-
Sí – dije sin ganas.
-
Espero que os hayan ido bien– dijo mirándome con
una sonrisa amable, la que tanto le caracterizaba.
-
Yo también. La verdad, mis notas no me preocupan
tanto como las de los otros dos – dije con una media sonrisa.
Escuché como James
disimulaba una carcajada. Supongo que él pensaba lo mismo que yo. Terminé de
desayunar y llevé a Mikel a su colegio. A partir de la semana que viene iría a
un casal de vacaciones. Fui a paso lento hacia el instituto. Seguro que nadie
sabía que mañana era mi cumpleaños. Bueno, la única persona que siempre me
felicitaba era Raquel y ella no estaba. Caminaba ausente por los pasillos
ignorando como los demás estudiantes se entusiasmaban con la fogata y los
fuegos artificiales de la noche. Entré a mi clase y me puse el delantal. Hoy
solo serviríamos por la mañana. Antes de comer colgarían las notas. Todos
comeríamos y antes de irnos el tutor nos daría su charla de despedida. Sin
darme cuenta había terminado el instituto. Mientras servía pensé en lo que podía
hacer después. La verdad es que no tenía nada claro que quería hacer con mi
vida. Nada me entusiasmaba de manera especial. Es verdad que se me daba bien
cocinar pero no quería ser una esclava de los fogones todos los días festivos.
También se me daba bien los números pero no quería romperme la cabeza y se la
contable de alguna empresa mal organizada y con muchos números rojos. Sonó el
timbre que anunciaba que las notas ya estaban colgadas. La gente salió
disparada hacia el tablero. Pensé en acercarme pero moriría asfixiada entre la
gente y nunca podría saber si me saque el bachillerato o no. Me apoyé en una
columna esperando a que a la gente se relajara y se fuera yendo. Alguien me
toco el hombro.
-
Hola encanto – giré la cabeza y vi a Derek
sonriente - ¿No te atreves a mirar las notas?
-
No – dije encogiéndome de hombros.
-
¡Pero si seguro que has aprobado! – dijo
sorprendido.
-
No es eso, es que no quiero hacerme daño para
verificarlo – dije.
Escuché su carcajada.
-
Bueno, pues me sacrificare por ti e iré a
mirarlas yo – me guiñó un ojo color esmeralda y se metió entre la gente.
Cinco minutos más tarde
vino hacia mi con un semblante serio y con tres dedos alzados. Tragué saliva.
-
¿He suspendido tres? – dije nerviosa.
Negó con la cabeza.
-
¡Hemos aprobado los tres! – me cogió por la
cintura y me alzó al vuelo.
Se me escapo una
carcajada. Derek me dio un beso en la mejilla.
-
Muchas gracias Samy, no lo habría conseguido sin
ti – y me abrazo de nuevo.
Me di cuenta que mucha
gente nos miraba. Me sonroje de pies a cabeza. Derek se dio cuenta, me cogió de
la mano y me saco de allí. Subimos a la terraza, allí donde siempre se
respiraba paz y tranquilidad.
-
Hemos dado un poco la nota ¿no? – dijo Derek sin
parar de reírse.
-
Sí – le confirme y me puse a reír por culpa de
su risa. Pero también porque estaba muy contenta. Habíamos aprobado los tres.
Ya estábamos graduados.
Nos sentamos al lado de
la verja y empezamos a comer.
-
¿Y Jack? – dije como si nada.
-
No ha venido hoy. Me dijo que le mirara la nota
y que no me preocupara por él – se metió una patata en la boca y dijo – Creo
que esta tramando algo.
-
¿Tu crees? – dije sin dejar ver mi curiosidad.
-
Sí – y no añadió más.
Al momento mi móvil
empezó a vibrar en el bolsillo de mi falda. Lo cogí y conteste sin mirar de
quien era la llamada.
-
¿Si?
-
¡Samy he aprobado! – grito una voz chillona – Y
tu seguro que también ¡Tenemos que celebrarlo!
Entonces noté como la
alegría y la nostalgia se hacía presente en mi corazón.
-
Muchas felicidades Raquel, me alegro mucho por
ti – dije sonriendo.
-
¿Estas con los chicos? – grito de nuevo.
-
Solo con Derek – el nombrado me miró
interrogativo.
-
¡Pon el manos libres! – me grito mi mejor amiga.
-
Listo – dije cuando lo puse.
-
¿Cuántas te han quedado Derek? – dijo Raquel
divertida.
-
Para tu información he aprobado todas – dijo
Derek sacándole la lengua al teléfono.
-
¿De verdad? ¡Eso si que es una sorpresa! – se
oyó como se reía – Cuando podamos tenemos que quedar para celebrarlo – dijo
entusiasmada.
-
Por supuesto – dijo Derek, también emocionado.
Yo tenía una sonrisa
tonta en la cara. Me había echo muy feliz escuchar la voz de Raquel.
-
¿Y ahora que piensas hacer Raquel? – le preguntó
Derek.
-
Pues voy a ser periodista – dije más
entusiasmada todavía – Del corazón por supuesto. Mi madre me ha dicho que en
cuanto me saque la carrera me concederá una entrevista en exclusiva para
hacerme conocer.
A veces olvidaba que la
madre de mi mejor amiga era una famosa actriz. Tenía suerte.
-
¿Y tu? – pregunto Raquel.
-
Había pensado en hacerme gigoló profesional pero
no creo que mi madre me deje – dijo en broma – Pero últimamente he pensado
mucho y quiero seguir los pasos de mi viejo, voy a intentar ser abogado. Quiero
defender a todas esas personas a las que no se les escucha, aquellas que tienen
miedo de sus acosadores – vi como me miraba y me sonreía – Quiero poder
enmendar algo que no supe hacer de la manera correcta – dijo por último con una
mirada triste, seguramente al pensar en Megan.
-
Eso si que me ha sorprendido – dijo Raquel –
Bueno, ¿Y tu Samy?
-
La verdad es que no tengo ni idea – dijo con un
encogimiento de hombros del que solo fue visible para Derek.
-
¡Vaya! – dijeron los dos al unísono.
Tras unos segundos de
silencio Raquel rompió el silencio.
-
Podrías descansar durante un tiempo, recuperar
el tiempo que te robo tu padre y respirar algo de libertad.
-
Estoy de acuerdo con Raqui, tomate un año
sabático – dijo Derek mientras me rodeaba los hombros con su brazo.
Me paré a pensarlo. No
era mala idea. Supongo que no me haría daño descansar un año. Al fin y al cabo
tengo todo el tiempo del mundo para seguir estudiando. Y así podría pensar más
tranquilamente en lo que quiero hacer con mi vida.
-
Supongo que tenéis razón – dije tímidamente.
El timbré sonó de nuevo
y se termino el tiempo para poder hablar. Nos despedimos de Raquel y nos fuimos
cada uno hacia nuestra clase. Me senté en mi sitio. El tutor no tardó mucho en
hacer acto de presencia. Espero a que todos estuviéramos en silencio y comenzó
su discurso.
-
Otro año escolar a dado a su fin. Para vosotros
es el ultimo en este centro estudiantil. Me alegro que todos vosotros hayáis
aprobado. Estoy muy orgulloso de todo vosotros, como tutor y como persona. Se
que ahora os espera lo más duro. Ahora, cada uno de vosotros comenzareis un nuevo
camino en solitario. Abriréis las puertas del mundo adulto y estoy seguro que
dejareis vuestra huella en el – la gente de la clase miraba atento al tutor,
algunos con lagrimas en los ojos, sobretodo las chicas. Se cogían de la mano
con quien tenían mas cerca. Los chicos se mantenían firmes intentando no llorar
para no quedar en evidencia. Si mi vida fuera perfecta, a mi derecha tendría a
mi mejor amiga y lloraríamos juntas y a mi espalda tendría a Jack, aguantando
las lagrimas también. Aunque me costaba ver su cara surcada de lagrimas – Por
último, solo me queda desearos buena suerte y que disfrutéis esta noche.
La gente empezó
aplaudir y a abrazarse con todos. Yo me quede quieta en mi sitio. Segura de que
nadie se percataría de mi presencia. Pero estaba equivocada.
-
Mckain – dijo Tom Malory, el delegado – Me
alegro de haber compartido estos años contigo.
Me levante de mi
asiento.
-
Yo también – baje la mirada – Espero no haberte
causado muchos problemas con mis faltas.
Me palmeo la espalda.
-
¡Eso ya no importa! – me dijo alegre, como nunca
le había visto – Que pena que Quick no este aquí – dijo con voz realmente
triste.
Entonces me di cuenta
de algo. Que nuestro delegado, aquel chico tan correcto y serio, estaba
enamorado de la belleza de la clase, de mi mejor amiga.
-
Sí, aunque algún día vendrá por aquí – empezamos
a salir juntos hacia fuera – He hablado con ella hoy, también a aprobado.
-
Me alegro por ella – dijo tímido.
Estábamos por la salida
del instituto. Miré a mi alrededor buscando a Derek.
-
¡Se me olvidaba! – dijo Tom llevándose una mano
a la cabeza – Craven me dijo que te comunicara que no le esperes, tenía prisa,
creo que tenía algo importante que hacer.
-
Vaya – dije sorprendida – Bueno, pues me tendré
que ir sola – dije algo triste.
-
Si quieres te acompaño un rato – bajo la mirada
algo nervioso – Yo también tengo que ir por este camino.
-
Me parece bien – dije esbozando una sonrisa.
Caminamos en silencio.
Quería hablar con él. Sabía que era tarde para conocer a mis ex compañeros pero
quería intentarlo.
-
¿Te gustaría venir con nosotros cuando Raquel
venga?
Levantó la cabeza al
instante y vi como se ponía rojo como un tomate.
-
M... Si.. me... gustaría... Me gustaría mucho –
y sonrió ampliamente. Me recordó a la sonrisa de Mikel, aquella sonrisa que
florecía de sus labios cuando se le daba lo que ansiaba.
-
Pues te avisare. También iremos algún día por
donde vive ahora, para comprobar que la tratan bien y esas cosas ¿te animas?
-
Claro – dijo. Alzó la mirada y miró a su
alrededor.
Habíamos llegado a un
crucé.
-
Bueno, yo me voy por aquí – dijo señalando a su
derecha.
-
Yo voy todo recto – dije sonriendo.
-
Nos vemos esta noche Mckain, quiero decir...
Samantha – dijo tímido.
-
Hasta la noche Tom – y me quede quieta viendo
como su silueta se hacia más pequeña.
Caminé lentamente de
camino a casa. Sentí como me relajaba. Como mis sentidos comenzaban a respirar
algo de aquella libertad de la que hablaba Raquel. Subí los escalones que
llevaban a la puerta de casa de los McGregor. Abrí la puerta con pereza. Alcé
la mirada y me quede quieta en el umbral de la puerta con la mano en el
picaporte. Delante de mi había un hombre con el pelo echado todo para un lado
con unas tijeras y un peine en la mano y a su lado una mujer con ropas
llamativas. Desde atrás vi como se aproximaba James.
-
¡Hola Samantha! Te presento a Riky, es peluquero
y a Eve, que es modista.
Me quede callada. No
entendía nada. ¿Que tenían que ver esas dos personas conmigo?
18 julio 2012
Capitulo 13 "Amar al destino"
Huyo de lo que me sigue; voy detrás de lo que huye de mí.
Ovidio
Las voces al otro lado de la puerta me reclamaban. Matt no me dejaba
avanzar hacía ella. Quería decirles “estoy aquí” pero algo, aparte de Matt, me
lo impedía. Mirándole fijamente las palabras no salían de mi boca. ¿Estaría
utilizando su poder hipnótico conmigo? De repente me entro sueño y mis ojos se
fueron cerrando lentamente hasta que no pude más y me deje caer encima de unos
brazos que no querían dejarme marchar.
La entrada a la guarida estaba porteada por dos vampiros. Estaban al
tanto de cualquier sonido. No podíamos hacer ningún paso en falso o sería
nuestra muerte.
-
¿Qué hacemos? – susurró el chaval de pelo castaño.
La pelirroja señalo a unos arbustos altos. Nos dirigimos allí con la
gatita pisando nuestros pies. Los arbustos eran suficientemente altos para que
no nos vieran, pero eso no impedía que pudieran escucharnos. Quería entrar y
hacerlo ahora. No se que fue lo que me llevo a ir a la casa de aquella chica.
Sentí que pasaba algo y tuve más certeza de ello cuando el rastro de su ventana
era de un vampiro, de Matt, mi hermano pequeño. ¿Qué le había pasado por la
cabeza para llevarse a la chica? ¿Tan importante era como Mikael me dijo?
Según lo que me contó la chica era una pieza importante en la batalla.
Ella tenía la clave para vencer. Me quede impresionado cuando Mikael me contó
que ella estaba en la parte que nos favorecía. Era una bruja de magia blanca. Y
al parecer una de las poderosas. Hija de Amanda, la bruja más poderosa de los
últimos tiempos, la cual fue asesinada en manos del bando oscuro. La gente lo
desconoce, pero en mi manada no tuvo ninguna duda de quien fue el asesino.
Gracias a que teníamos alguno de nosotros trabajando en la policía pudimos
descubrir que tenía unas marcas de colmillos en el cuello. Le habían partido el
cuello y luego le habían bebido la sangre hasta dejarla seca. Sea quien fuera
quien bebiera su sangre era más fuerte. Los vampiros se alimentaban de brujas
cuando su deseo era ser más fuerte.
A lo mejor ese es el mismo plan que tenían con Holly. Aunque lo dudo
mucho. Siete noches y aun Blair notaba su aura. Si beber su sangre era lo que
ellos querían ya lo habrían hecho nada mas llegar a la guarida.
-
Eh tu guapo, ¿cómo vamos a entrar? – la miré y le
tapé la boca al momento, ella apartó mi mano – No te preocupes, he creado una
barrera insonorizadora. No nos pueden escuchar.
-
Vaya, si al parecer eres lista – le dije medio en
broma – Bueno, tendríamos que exterminar a esos dos antes de que dieran la voz
de alarma, pero vosotros dos no es que sepáis mucho de vampiros.
Ambos me miraron con una sonrisa de suficiencia. ¿Me equivocaba?
-
¡Ay! Nunca me explicaron que los licántropos eran
tan ignorantes – dijo Blair – Deberías saber, querido lobito, que los dos
estamos entrenados para exterminar a cualquier ser que amenazara la vida de
Holly – miré al chavalin incapaz de creer que él si que supiera algo.
-
No me mires así – su voz era feroz – Se como
clavarle una estaca a un vampiro antes de que este note que estoy a su lado, mi
capacidad para leer la mente no se limita a solo eso, puedo bloquear los
movimientos de cualquiera, inmovilizarle.
-
Vaya, pensaba que solo era un simple mentalista.
El chaval se me acercó y me encaró.
-
Te equivocas. Lo que yo no entiendo es que haces tú
aquí. ¿Por qué quieres ayudarnos?
Aparté la vista al momento. ¿Cómo explicarlo si ni yo mismo lo
entendía? Algo me atraía a esa hermosa y delicada bruja. No podía cerrar los
ojos sin que esos ojos violetas me estuvieran mirando. No podía pensar en otra
cosa que no fuera ella. ¡Y me jodia mucho! ¿Cuándo había perdido yo la
cabeza?
-
Que más da – conteste al final – ¡Un humano como tu
jamás entendería esto! Ahora, a la acción.
El silencio se prolongo unos segundos. Luego Max hizo una señal para
indicarme de quien se encargarían ellos. Vale, genial. El más grande para mí.
Eso estaba empezando a ser divertido. Max se concentró y se quedó mirando al
vampiro. Yo me alejé mientras no apartaba la mirada de mi presa. Cuando estuve
seguro que el otro estaba totalmente paralizado me transformé al vuelo y
tumbaba al vampiro. Le rugí en la cara. El vampiro me mostró sus colmillos
amenazantes. Solo tuvo tiempo para abrir fuertemente los ojos cuando arranque
su cabeza de cuajo. Giré la cabeza para observar al otro. Una llama de fuego lo
convirtió en cenizas en cuestión de segundos.
Blair y Max salieron tras los arbustos. Le hice una señal a la brujita
para que terminara mi trabajo. Otra llama de fuego salió de entre sus manos.
Las cenizas se las llevaron el viento mientras los tres nos plantábamos
enfrente de la entrada.
-
Vamos – dijo la pelirroja – Holly nos espera.
-
Jane dice que se queda aquí, podría ser peligroso
para ella si se encuentra con la intrusa.
-
Está bien – contestó Blair – No perdamos más tiempo.
Corrimos por los pasillos laberínticos guiados por la brujita. A
nuestro paso íbamos matando a cualquier vampiro que se interpusiera en nuestro
camino. No tenían salida. Éramos un equipo infalible pero estos no eran más que
vampiros de rango inferior, débiles e inexpertos. La cosa se nos complicaría si
un vampiro del nivel de Allen se nos enfrentara.
-
¡Holly! – grito Blair cuando el camino se terminaba
en una gran puerta.
Frené en seco mientras ellos seguían corriendo hacía la puerta. Me
volteé y rastree con la mirada cada rincón. Por aquí ya habíamos pasado, nuestros
olores estaban por todas partes. Una sombra a lo lejos se fue acercando hacía
nuestra dirección. Una mujer de cabellos rubios y ojos verdes se paró a varios
metros frente a mi.
-
No la encontrareis – dijo – Un encantamiento os hará
dar vueltas y vueltas por toda la guarida, pero nunca encontrareis a Holly.
-
¡Mama! – dijo Max - ¿Qué haces tú aquí?
¿Su madre?
-
Hola hijo, cuanto tiempo sin vernos. Espero que no
me hayas echado mucho de menos, aunque no lo pareció cuando salí de aquella
casa.
-
Dinos donde esta – dijo Blair con voz sombría
haciendo aparecer una bola de fuego en su mano derecha.
-
Jajaja, ¿una bolita de fuego? ¿Con eso quieres
matarme? – se llevó una mano a la boca y soplo en ella, luego hizo ademán de
lanzar algo. La bola de fuego se esfumó – Tu poder no es nada, aunque...
-
¡Basta! ¡Dinos donde esta Holly ahora mismo Rose! –
grito Max avanzando unos pasos hacía su madre.
-
Que seas sangre de mi sangre no me impedirá hacerte
daño – levantó la mano y una fuerza invisible hizo que Max saltara por los
aires y chocara contra el techo, cayendo después al suelo - ¿Nunca te han dicho
que debes respetar a tus mayores? – y rió maléficamente.
Me acerque a Max y con mi hocico le ayude a levantarse. Se había roto
un par de costillas. Rugí a la mujer preparado para atacar. No es que me
llevara muy bien con el chaval pero le tenía respeto. Cuando la miré ya no
estaba.
-
¡Suéltame! – grito Blair – No..., puedo...,
moverme... Bruja vieja y arrogante... me las pagaras...
La mujer estaba al lado de Blair sin tocarla. Una cuerda
electromagnética la tenía atada sin dejarla hacer cualquier movimiento.
-
¡Suéltala! – dijo Max – Agghh...
-
No lo intentes Max, tus poderes psíquicos no pueden
hacerme nada, ya no. He tenido mucho tiempo para ponerle remedio – cogió a
Blair por el brazo – Nos vemos – y desapareció.
Volví a mi forma humana. No podía ayudar a Max de esta manera. La cogí
apoyando su brazo en mi espalda y aguantando parte de su peso.
-
Tenemos que ayudar a Blair... – dijo sin apenas
conocimiento.
-
Ahora no podemos... Tenemos que salir de aquí y
buscar ayuda – le escuché quejarse – Joder, hazme caso. Tú estás herido y si
vinieran cualquier chupasangre ahora mismo no podríamos hacer nada.
Olfatee y busque la salida. El rescate no había salido bien. En vez de
recuperar a Holly habíamos perdido a Blair. La situación se estaba volviendo
más oscura. No me quedaba más remedio que pedir a ayuda a mi familia, a mi
manada.
La cabeza la tenía nublada. Aun tenía sueño. Aparté las sabanas de
encima mío y miré a mi alrededor. Sola otra vez. Me levanté y me acerqué a la
puerta. Tire de ella pero seguía cerrada. Entonces me acordé de la voz de Blair
llamándome. La había escuchado. Estaba segura de que había sido totalmente
real.
Mire a mí alrededor. Debía salir de aquí como fuera. Tenía que
aprender a usar bien mis poderes.
Encima de una butaca descansaba un vestido de seda. Me acerque y lo
cogí con mis manos. Tenía que ponerme algo de ropa limpia. Llevaba una semana
con la misma ropa y era incomodo. Me puse el vestido aprisa. Me estaba bien.
Sea quien fuere quien lo hubiese elegido había dado con la talla.
Me planté delante de la puerta. No había ventanas, la única salida era
esta. Me concentre y cerré los ojos. Tenía que haber alguna manera de abrirla.
Deseé que el picaporte se rompiera. Al cabo de unos segundos escuche como algo
de metal caía al suelo. Abrí los ojos y vi como los tornillos había ido cayendo
uno a uno dejando el picaporte inservible. Me acerque a la puerta y tire de
ella. Esta se abrió.
-
Salvada – dije en voz baja.
Me asomé y miré a ambos lados. No había nadie vigilando la puerta.
Matt tenía mucha confianza en si mismo para dejarme sola aquí sin ningún tipo
de vigilancia. Fui caminando con precaución por los pasillos recogiendo un poco
el vestido. No se veía ni un alma. ¿Acaso estaría sola? De repente escuché unas
voces al final de un corredor. Ambas me sonaron familiares.
-
¡Suéltame ahora mismo! – era la voz de Blair.
-
Ni lo sueñes, te necesito para mis planes – y esa la
voz de mi susodicha tía.
-
No pienso ayudarte Rose, antes muerta – amenazo
Blair.
Me fui acercando. Blair estaba allí y la tenían presa. Tenía que
ayudarla y escapar juntas.
-
¿Nunca has deseado tener más poder? – dijo la voz de
Jane – Si me hicieras caso podrías se más poderosa que tu querida amiga.
-
Me gusta ser como soy. Hacerte caso me supondría
caer muy bajo como persona.
Entreabrí la puerta con cuidado de no llamar la atención. Aunque resulto ser inútil. Ambas me miraron con ojos
como platos. ¡Mierda! Se me olvidaba lo del aura.
-
¡Holly! – dijo Blair con alegría.
Ya puestos dejaría todo claro. Me tocaba actuar de una vez por todas.
-
Rose deja a Blair ahora mismo – dije amenazante.
-
No puedes conmigo querida niña, ninguna de las dos
podéis – se acerco a Blair y le acarició la cara mientras me miraba – Pero ya
que estas aquí podrás ver el despertar de tu querida amiga.
-
¿¡Despertar!? – dijimos las dos a la vez.
Rose no nos contestó. Puso los dedos índice y corazón en la frente de
Blair. Una luz emanó de sus dedos cegándome en un primer momento. Cuando pude
ver Blair estaba inconsciente en el suelo. No me lo pensé dos veces y fui a por
ella. La cogí entre mis brazos y la zarandee para despertarla. Pero nada. Mire
a Rose con rabia y de mi mano emano una luz, la puse frente a Rose pero una
mano me paró. Blair había despertado.
-
Blair, ¿estás bien? – dije preocupada.
-
Por supuesto que si – me hizo a un lado y se levantó
sin ninguna complicación.
Me levanté tras ella.
-
Vámonos Blair – dije a sus espaldas.
-
No - ¿cómo? – Yo no me voy, ni tu tampoco – dijo
girándose y cogiéndome del cuello.
-
Blair, pero que haces... – no podía respirar con
facilidad.
-
Terminar el trabajo que hace muchos años tuve que
haber terminado – no entendía nada.
La miré a los ojos intentando adivinar alguna respuesta que me ayudara
a entender que es lo que estaba ocurriendo.
-
Blair, recuerda que no tienes que matarla – Blair la
miró enfadada – Todavía – Blair sonrió sombríamente.
-
Ya lo se, antes me tiene que dar algo que debería
ser mío – me miró – Muy bien brujita de magia blanca, dame lo que es mío
¡Ahora!
-
No se... de que me estas... hablando – dije apenas
sin aire.
Esa no era mi amiga. Ella no me haría esto. ¿Qué estaba pasando? Tenía
que escapar de alguna manera. ¿Pero como iba hacerlo? Pensé en como hacía Blair
para teletransportarse pero mucho me temía que no fuera capaz de hacerlo. Mire
por todos los lados. A los lejos en una mesa había una vajilla de metal. Si
pudiera moverlos hacía ellas...
Cerré los ojos fuertemente y puse todas mis fuerzas para mover
aquellos objetos. Noté el sudor de mi frente mientras Blair no dejaba de
apretar mi cuello.
-
Déjala, la mataras... – dijo Rose aunque sin
importarle demasiado.
-
Está bien... – dijo Blair con resignación.
Cuando recupere el aire pude ser capaz de concentrar más mis energías.
Abrí los ojos en el mismo momento que los objetos estaban en el aire.
-
¡Átala! – dijo Rose.
-
No – dije.
Y mande los objetos hacia ellas. Salí corriendo cuando ellas cayeron
al suelo. Me perdí entre los pasillos sin llegar a ver ninguna salida. ¿Dónde
estaría? Escuché unas voces detrás.
-
¿Cómo que se ha escapado? ¿Por qué no había nadie en
la puerta vigilando?
-
Lo siento señor... Tuve una emergencia y...
¿Así que si me estaban vigilando? Debo salir de aquí lo antes posible.
Seguí corriendo sin ningún sentido. No sabía a donde iba, pero en algún momento
me tendría que encontrar con alguna puerta que diera a la salida.
-
¡Holly! – era la voz de Matt - ¡Espera!
¡No! Él era muchísimo más rápido que yo, me atraparía enseguida. Pare
en seco recuperando el aliento. No tenía otra alternativa. O intentaba
teletransportarme ahora o me quedaría aquí para siempre. Intente recordar lo
que Blair siempre me decía: imagina un lugar a donde quieras ir, un lugar
familiar.
Y así lo hice. Me giré viendo como Matt se acercaba a mi mientras en
mi mente iba creando con detalle un lugar a donde siempre me había sentido a
gusto. Donde había vivido los momentos más importantes de mi vida. La imagen de
Matt se fue haciendo borrosa mientras lo escuchaba llamarme. A los pocos
segundos había conseguido, contra todo pronostico, llegar al lugar al que yo
deseaba ir. El bosque de atrás de casa de mis padres.
Me senté en el suelo intentando asimilar todo lo ocurrido. No entendía
ese cambio de comportamiento de Blair. Ella nunca me había tratado o hablado de
aquella manera. Ella no era así. Su mirada era oscura y su voz tenebrosa.
-
¿Holly? – alcé la mirada hacía aquella voz - ¡Holly!
– los ojos me escocían por las ganas de llorar al ver a la persona que menos me
esperaba.
-
Tía Jane...
Tía Jane en el cuerpo de Rose. Ahora lo sentía, ahora que lo sabía
podía sentir el aura pura de mi tía. ¡Que estúpida había sido! ¿Cómo no me
había dado cuenta? Jane vino hacía mí y me arropo entre sus cálidos brazos.
-
Bienvenida a casa, cariño.
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