El viernes me levanté
temprano. Me senté en la cama y abrí los ojos algo cansada. No había parado de
darle vueltas. No sabía que estaría tramando Jack. Me levanté y fui hacia la
ventana. Había amanecido un nuevo día soleado. Abrí la ventana y saqué la
cabeza hacia una brisa fresca. Estaba segura que para esta noche haría tan buen
tiempo. De repente tuve la sensación de que me olvidaba de algo. Estaba bien
claro que mi madre no tardaría muchos días en llegar, en estar conmigo de
nuevo. Pero algo se me escapaba. Fui hacia el armario y comencé a vestirme sin
parar de rebuscar en mi memoria que podía ser lo que se me escapaba. Iba hacia
la puerta para salir cuando por mi mente se hicieron presentes dos números bien
claros. Una fecha: el 22 de junio. ¿Cómo me podía haber olvidado de una fecha
como esta? ¡Mañana era mi cumpleaños! Puse mi mano en el picaporte y me pare en
seco. Ahora que lo pensaba era lógico que no me acordara. Desde que mi madre se
fue no había celebrado mi cumpleaños, ni soplado unas velas. Supongo que
cumplir años no era tan importante comparado con el echo de volver a ver a mi
madre. Giré el picaporte y baje las escaleras hacia el comedor. Como siempre
James leía el periódico y Mikel jugaba con sus cereales. Pero Jack no estaba.
Me senté a la mesa y me unte mantequilla en una tostada.
-
Hoy os dan las notas ¿no? – dijo James sin
levantar la vista del periódico.
-
Sí – dije sin ganas.
-
Espero que os hayan ido bien– dijo mirándome con
una sonrisa amable, la que tanto le caracterizaba.
-
Yo también. La verdad, mis notas no me preocupan
tanto como las de los otros dos – dije con una media sonrisa.
Escuché como James
disimulaba una carcajada. Supongo que él pensaba lo mismo que yo. Terminé de
desayunar y llevé a Mikel a su colegio. A partir de la semana que viene iría a
un casal de vacaciones. Fui a paso lento hacia el instituto. Seguro que nadie
sabía que mañana era mi cumpleaños. Bueno, la única persona que siempre me
felicitaba era Raquel y ella no estaba. Caminaba ausente por los pasillos
ignorando como los demás estudiantes se entusiasmaban con la fogata y los
fuegos artificiales de la noche. Entré a mi clase y me puse el delantal. Hoy
solo serviríamos por la mañana. Antes de comer colgarían las notas. Todos
comeríamos y antes de irnos el tutor nos daría su charla de despedida. Sin
darme cuenta había terminado el instituto. Mientras servía pensé en lo que podía
hacer después. La verdad es que no tenía nada claro que quería hacer con mi
vida. Nada me entusiasmaba de manera especial. Es verdad que se me daba bien
cocinar pero no quería ser una esclava de los fogones todos los días festivos.
También se me daba bien los números pero no quería romperme la cabeza y se la
contable de alguna empresa mal organizada y con muchos números rojos. Sonó el
timbre que anunciaba que las notas ya estaban colgadas. La gente salió
disparada hacia el tablero. Pensé en acercarme pero moriría asfixiada entre la
gente y nunca podría saber si me saque el bachillerato o no. Me apoyé en una
columna esperando a que a la gente se relajara y se fuera yendo. Alguien me
toco el hombro.
-
Hola encanto – giré la cabeza y vi a Derek
sonriente - ¿No te atreves a mirar las notas?
-
No – dije encogiéndome de hombros.
-
¡Pero si seguro que has aprobado! – dijo
sorprendido.
-
No es eso, es que no quiero hacerme daño para
verificarlo – dije.
Escuché su carcajada.
-
Bueno, pues me sacrificare por ti e iré a
mirarlas yo – me guiñó un ojo color esmeralda y se metió entre la gente.
Cinco minutos más tarde
vino hacia mi con un semblante serio y con tres dedos alzados. Tragué saliva.
-
¿He suspendido tres? – dije nerviosa.
Negó con la cabeza.
-
¡Hemos aprobado los tres! – me cogió por la
cintura y me alzó al vuelo.
Se me escapo una
carcajada. Derek me dio un beso en la mejilla.
-
Muchas gracias Samy, no lo habría conseguido sin
ti – y me abrazo de nuevo.
Me di cuenta que mucha
gente nos miraba. Me sonroje de pies a cabeza. Derek se dio cuenta, me cogió de
la mano y me saco de allí. Subimos a la terraza, allí donde siempre se
respiraba paz y tranquilidad.
-
Hemos dado un poco la nota ¿no? – dijo Derek sin
parar de reírse.
-
Sí – le confirme y me puse a reír por culpa de
su risa. Pero también porque estaba muy contenta. Habíamos aprobado los tres.
Ya estábamos graduados.
Nos sentamos al lado de
la verja y empezamos a comer.
-
¿Y Jack? – dije como si nada.
-
No ha venido hoy. Me dijo que le mirara la nota
y que no me preocupara por él – se metió una patata en la boca y dijo – Creo
que esta tramando algo.
-
¿Tu crees? – dije sin dejar ver mi curiosidad.
-
Sí – y no añadió más.
Al momento mi móvil
empezó a vibrar en el bolsillo de mi falda. Lo cogí y conteste sin mirar de
quien era la llamada.
-
¿Si?
-
¡Samy he aprobado! – grito una voz chillona – Y
tu seguro que también ¡Tenemos que celebrarlo!
Entonces noté como la
alegría y la nostalgia se hacía presente en mi corazón.
-
Muchas felicidades Raquel, me alegro mucho por
ti – dije sonriendo.
-
¿Estas con los chicos? – grito de nuevo.
-
Solo con Derek – el nombrado me miró
interrogativo.
-
¡Pon el manos libres! – me grito mi mejor amiga.
-
Listo – dije cuando lo puse.
-
¿Cuántas te han quedado Derek? – dijo Raquel
divertida.
-
Para tu información he aprobado todas – dijo
Derek sacándole la lengua al teléfono.
-
¿De verdad? ¡Eso si que es una sorpresa! – se
oyó como se reía – Cuando podamos tenemos que quedar para celebrarlo – dijo
entusiasmada.
-
Por supuesto – dijo Derek, también emocionado.
Yo tenía una sonrisa
tonta en la cara. Me había echo muy feliz escuchar la voz de Raquel.
-
¿Y ahora que piensas hacer Raquel? – le preguntó
Derek.
-
Pues voy a ser periodista – dije más
entusiasmada todavía – Del corazón por supuesto. Mi madre me ha dicho que en
cuanto me saque la carrera me concederá una entrevista en exclusiva para
hacerme conocer.
A veces olvidaba que la
madre de mi mejor amiga era una famosa actriz. Tenía suerte.
-
¿Y tu? – pregunto Raquel.
-
Había pensado en hacerme gigoló profesional pero
no creo que mi madre me deje – dijo en broma – Pero últimamente he pensado
mucho y quiero seguir los pasos de mi viejo, voy a intentar ser abogado. Quiero
defender a todas esas personas a las que no se les escucha, aquellas que tienen
miedo de sus acosadores – vi como me miraba y me sonreía – Quiero poder
enmendar algo que no supe hacer de la manera correcta – dijo por último con una
mirada triste, seguramente al pensar en Megan.
-
Eso si que me ha sorprendido – dijo Raquel –
Bueno, ¿Y tu Samy?
-
La verdad es que no tengo ni idea – dijo con un
encogimiento de hombros del que solo fue visible para Derek.
-
¡Vaya! – dijeron los dos al unísono.
Tras unos segundos de
silencio Raquel rompió el silencio.
-
Podrías descansar durante un tiempo, recuperar
el tiempo que te robo tu padre y respirar algo de libertad.
-
Estoy de acuerdo con Raqui, tomate un año
sabático – dijo Derek mientras me rodeaba los hombros con su brazo.
Me paré a pensarlo. No
era mala idea. Supongo que no me haría daño descansar un año. Al fin y al cabo
tengo todo el tiempo del mundo para seguir estudiando. Y así podría pensar más
tranquilamente en lo que quiero hacer con mi vida.
-
Supongo que tenéis razón – dije tímidamente.
El timbré sonó de nuevo
y se termino el tiempo para poder hablar. Nos despedimos de Raquel y nos fuimos
cada uno hacia nuestra clase. Me senté en mi sitio. El tutor no tardó mucho en
hacer acto de presencia. Espero a que todos estuviéramos en silencio y comenzó
su discurso.
-
Otro año escolar a dado a su fin. Para vosotros
es el ultimo en este centro estudiantil. Me alegro que todos vosotros hayáis
aprobado. Estoy muy orgulloso de todo vosotros, como tutor y como persona. Se
que ahora os espera lo más duro. Ahora, cada uno de vosotros comenzareis un nuevo
camino en solitario. Abriréis las puertas del mundo adulto y estoy seguro que
dejareis vuestra huella en el – la gente de la clase miraba atento al tutor,
algunos con lagrimas en los ojos, sobretodo las chicas. Se cogían de la mano
con quien tenían mas cerca. Los chicos se mantenían firmes intentando no llorar
para no quedar en evidencia. Si mi vida fuera perfecta, a mi derecha tendría a
mi mejor amiga y lloraríamos juntas y a mi espalda tendría a Jack, aguantando
las lagrimas también. Aunque me costaba ver su cara surcada de lagrimas – Por
último, solo me queda desearos buena suerte y que disfrutéis esta noche.
La gente empezó
aplaudir y a abrazarse con todos. Yo me quede quieta en mi sitio. Segura de que
nadie se percataría de mi presencia. Pero estaba equivocada.
-
Mckain – dijo Tom Malory, el delegado – Me
alegro de haber compartido estos años contigo.
Me levante de mi
asiento.
-
Yo también – baje la mirada – Espero no haberte
causado muchos problemas con mis faltas.
Me palmeo la espalda.
-
¡Eso ya no importa! – me dijo alegre, como nunca
le había visto – Que pena que Quick no este aquí – dijo con voz realmente
triste.
Entonces me di cuenta
de algo. Que nuestro delegado, aquel chico tan correcto y serio, estaba
enamorado de la belleza de la clase, de mi mejor amiga.
-
Sí, aunque algún día vendrá por aquí – empezamos
a salir juntos hacia fuera – He hablado con ella hoy, también a aprobado.
-
Me alegro por ella – dijo tímido.
Estábamos por la salida
del instituto. Miré a mi alrededor buscando a Derek.
-
¡Se me olvidaba! – dijo Tom llevándose una mano
a la cabeza – Craven me dijo que te comunicara que no le esperes, tenía prisa,
creo que tenía algo importante que hacer.
-
Vaya – dije sorprendida – Bueno, pues me tendré
que ir sola – dije algo triste.
-
Si quieres te acompaño un rato – bajo la mirada
algo nervioso – Yo también tengo que ir por este camino.
-
Me parece bien – dije esbozando una sonrisa.
Caminamos en silencio.
Quería hablar con él. Sabía que era tarde para conocer a mis ex compañeros pero
quería intentarlo.
-
¿Te gustaría venir con nosotros cuando Raquel
venga?
Levantó la cabeza al
instante y vi como se ponía rojo como un tomate.
-
M... Si.. me... gustaría... Me gustaría mucho –
y sonrió ampliamente. Me recordó a la sonrisa de Mikel, aquella sonrisa que
florecía de sus labios cuando se le daba lo que ansiaba.
-
Pues te avisare. También iremos algún día por
donde vive ahora, para comprobar que la tratan bien y esas cosas ¿te animas?
-
Claro – dijo. Alzó la mirada y miró a su
alrededor.
Habíamos llegado a un
crucé.
-
Bueno, yo me voy por aquí – dijo señalando a su
derecha.
-
Yo voy todo recto – dije sonriendo.
-
Nos vemos esta noche Mckain, quiero decir...
Samantha – dijo tímido.
-
Hasta la noche Tom – y me quede quieta viendo
como su silueta se hacia más pequeña.
Caminé lentamente de
camino a casa. Sentí como me relajaba. Como mis sentidos comenzaban a respirar
algo de aquella libertad de la que hablaba Raquel. Subí los escalones que
llevaban a la puerta de casa de los McGregor. Abrí la puerta con pereza. Alcé
la mirada y me quede quieta en el umbral de la puerta con la mano en el
picaporte. Delante de mi había un hombre con el pelo echado todo para un lado
con unas tijeras y un peine en la mano y a su lado una mujer con ropas
llamativas. Desde atrás vi como se aproximaba James.
-
¡Hola Samantha! Te presento a Riky, es peluquero
y a Eve, que es modista.
Me quede callada. No
entendía nada. ¿Que tenían que ver esas dos personas conmigo?
No hay comentarios:
Publicar un comentario