15 mayo 2012

Capitulo 26 "La luz de mi oscuridad"


El camino hasta la comisaría fue una tortura para mi corazón. Jack no me miró en ningún momento. Suerte de Mikel que se paso todo el trayecto contándome lo que le había dicho el medico. Pero ahora yo estaba en la sala de espera de la comisaría con James esperando a que avisaran a mi padre. Nos encontraríamos en la sala de visitas. Sabía que allí no me podía pasar nada, pero igualmente un sudor frió caía por mi espalda. James me cogió de la mano para transmitirme valor.
-          Entraré contigo – me dijo.
-          Quiero entrar sola – dije con más fuerza de la que realmente tenía.
-          No puedo...
-          Si entras conmigo te tengo que pedir un favor a cambio.
-          Esta bien, aunque no fuera por algo haría todo lo que pudiese por ti.
Le sonreí totalmente agradecida.
-          Ya pueden pasar – nos informaron.
Nos levantamos a la vez. Entramos en una sala donde la gente hablaba por un teléfono a través del cristal. En la última cabina estaba mi padre. Tenía bastante barba y los ojos enrojecidos. Su piel estaba pálida. Pero..., pero cuando me miró sus ojos eran firmes. Cogimos el teléfono a la vez.
-          Hola Samy – me dijo en tono neutro, sin expresar ningún sentimiento.
-          Padre... ¿cómo estas?
-          ¿No lo ves?
Me encogí de hombros.
-          Padre yo...
-          ¡No me llames padre! – me gritó.
Un policía le llamo la atención y el respiró bien hondo.
-          ¿Por qué? – le pregunte armándome de valor - ¿Por qué no me quieres?
-          Deberías saberlo – me dijo severo.
-          No se nada, nunca me has explicado nada.
-          Quizás tengas razón – dijo sin contestar.
-          ¿Por qué? – insistí.
-          Eres pesada, igual que tu madre – apartó la mirada – A pesar de todo lo que hice por ella y por ti y así es como me lo pagáis.
-          No entiendo – le dije.
-          ¿Sabes porque no te quiero? – me dijo mirándome ferozmente – Porque yo no soy tu padre.
-          Eso no es cierto... – dije para mi misma, pero él me escuchó.
-          Sí que lo es. Yo conocí a tu... – tosió- a Catherine cuando ya estaba embarazada de ti. Estaba sola y desamparada. Era realmente bella. Su pelo castaño, sus ojos ambarinos... Me enamoré de ella nada más verla. La acogí en mi casa y pareció que ella también me quería pero solo pensaba en dos cosas, en su pequeña mocosa y en el padre de esta. – emitió un gruñido como intentando calmar la rabia de su interior - ¿Crees que yo me merecía esto? Trabajaba para ella, para que estuviera conmigo.
Enmudecí. ¿No era mi padre? ¿Entonces quien lo era? Una bombilla se ilumino en mi cabeza, recordándome algo.
-          Pero tu la pegabas, al igual que a mi.
-          Se lo merecía. Era una desagradecida, eso es lo que era, si.
Quise acabar con el tema de mi madre.
-          ¿Y yo? ¿Qué te hice yo?
-          ¿No te lo he dicho ya? Fue por ti que se fue, si tu no hubieras existido ella nunca se habría marchado – me dijo con rabia, tanto en sus palabras como en su mirada.
Tragué saliva, recogí todo el valor que me quedaba en mi alma y le dije.
-          A lo mejor si no hubiera sido por mi te hubiera dejado antes, a lo mejor ni siquiera te hubiera conocido – entonces la que le miro severa fui yo – Fue por tu culpa, tu la hiciste huir, tu y nadie más que tu. ¿Acaso ella te prometió amor por un sitio en el que vivir?
Se levantó de golpe y aplastó sobre el cristal sus puños haciendo que de la impresión y del medio yo me echará hacia atrás cayendo al suelo. James vino a mi lado.
-          Sam ¿estas bien? ¿Te has hecho daño?
Pero no escuchaba nada. Mi cuerpo estaba paralizado mientras mis ojos miraban a aquel hombre que creía que era mi padre siendo esposado para a continuación sacarlo de la sala. James me levanto viendo que yo no hacía nada. Me rodeo con su brazo y me saco de allí.
-          No te traeré nunca más a ver a tu padre, no verás nunca más a ese hombre – me prometió.
Yo seguí muda. Caminamos fuera de la comisaría camino al coche donde nos esperaban los chicos. El sol ya se había escondido dejando ver la oscuridad de una noche sin luna. Una noche tan negra como la oscuridad que ahora mismo tenía en mi corazón. 

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