¿Por
qué somos lo que somos? ¿Qué nos lleva a ser de una determinada manera? Dicen
que en esta vida evolucionamos, cambiamos con el transcurso del día a día. Que
según con quien nos juntemos somos de una manera o de otra ¿y no es cierto?
¿Acaso somos iguales con nuestros amigos que con nuestros padres? Dile a tu
padre que te emborrachaste la pasada noche y que te despertaste en la cama de
vete tu a saber quien, ya veras la ostia que te da. En cambio dile eso a un
amigo, ya verás las risas que os echáis.
Con esto simplemente quiero
decir que somos lo que somos porque queremos ser así, porque lo que nos rodea
nos hace ser.
Unos cuantos años atrás
Saque la ropa de la maleta y la metí toda echa un ocho dentro del
armario gris de mi nueva habitación. No quería perder el tiempo en doblar la
ropa y ponerla en el armario, porque sabía que a la semana iba a estar tal y
como la había dejado ahora. Puse mis libros en una estantería vacía y me
concentre en mi misión. ¿Qué que misión era? La de encontrar a mi compañera. Y
no me refiero a la de cuarto. Claro que si encuentro a mi compañera y encima es
la que ocupara la otra cama de mi habitación me llevo dos por uno.
Salí del cuarto y me puse a dar vueltas por los pasillos intentando
encontrar a aquella persona que haría de mi mundo algo más especial, pues
complementaría una parte de mi vida que siempre me había faltado. Desde pequeña
me habían dicho que toda persona esta destinada a tener a alguien, y más
alguien como yo.
Las brujas necesitan a una compañera fiel y amiga para complementarse.
Estas pueden ser de carácter totalmente diferentes, de una manera que parezca
incompatibles como personas, pero les unirá un hilo más fuerte que el diamante.
Sus magias se sintonizaran en una frecuencia única, donde la unión las hará más
fuertes. Aunque esto no siempre funcionó.
Hubo una vez, hace muchísimos años, que dos brujas que debieron ser compañeras
se convirtieron en rivales, creando así dos bandos claramente diferenciados
donde cada bruja tubo que elegir a cual pertenecer.
Según me habían contando, esa historia podría volver a repetirse en
tiempos actuales. Las almas de aquellas brujas se han reencarnado en un cuerpo
joven y nuevo. Se supone que mi compañera es una de aquellas almas
reencarnadas.
Seguía vagando por los pasillos pero no sentía nada. Nadie me llamaba
la atención hasta que me canse de andar y regrese a mi cuarto.
-
Max no hace falta que me sigas hasta mi cuarto, en
cuanto me acostumbre a este lugar ya no estaré así – dijo la chica de cabello
castaño, largo y ondulado a un chico de pelo castaño algo más bajito que ella –
Puedes irte, en cualquier momento puede venir mi compañera de... – alzo la
mirada y se dio cuenta de mi presencia - ¡Hola!
-
Hola, ¿tu serás mi compañera de cuarto? – le di la
mano – Me llamo Blair – ella la cogió, una corriente me erizó el vello del
cuerpo.
-
Yo soy Holly – sus ojos eran violetas, parecían
dulces de caramelo. Su voz me transportó a otro lugar, a otro tiempo a donde
dos chicas se dieron la mano de la misma manera que hoy lo hacíamos ella y yo
para después sacar el hacha de guerra contra la otra.
-
Bienvenida compañera – y la abracé con toda la
alegría del mundo dejándola patidifusa pero abrazándome a su vez.
Ese día algo muy fuerte nos unió, algo que creía irrompible. La
delgada línea de diamante se tenso creando un fuerte vínculo y convirtiéndonos
en grandes amigas. Pero... ¿acaso es oro todo lo que reluce?
Me desperté con la respiración agitada y con todos los pelos en la
cara. Cuando dije que la noche sería larga nunca imagine que esa noche se
acabaría convirtiendo en días. Era la séptima noche desde que Holly fue
secuestrada por un vampiro. Jeremy nos había guiado siguiendo el rastro del vampiro,
puesto que él, como licántropo tenía un sentido especial para ello.
-
¿Estás bien pelirroja? – dijo el susodicho desde la
oscuridad de la cabaña vieja y abandonada que encontramos para pasar la noche –
No parecía que tuvieras una pesadilla.
-
Y no lo era – dije mientras me ponía de pie dándole
sin querer un patada a Max que había estado durmiendo a mi lado – Pero...
¡Vaya! Había creído entender algo de ese sueño pero no me acuerdo – me acerque
a Jer - ¿Algo nuevo?
-
No, aunque cada vez estamos más cerca. El olor es
más reciente.
-
Pues a ver si es verdad – dijo Max mientras se
desperezaba – Estoy harto de dormir en el suelo y que me despierten a patadas.
Me acerqué a él y le pellizque la mejilla.
-
No te quejes Maxie – cuando escuché que se quejaba
deje de apretar y puse mi mano en su hombro – Todo esto es por Holly, ya lo
sabes.
Jane, la gatita, salto desde algún lugar y se planto en frente de los
tres mirándonos. Luego su mirada quedo fijada en Max.
-
Dice que ha encontrado el escondite de los vampiros.
Esta vigilado y es peligroso. Hay dos guardias en la puerta y que por lo que ha
podido ver dentro hay muchísimos más vigilando cada rincón.
-
Esos chupasangres son como ratas ¡Vayas donde vayas
siempre hay! – se quejó Jeremy.
-
¿Y ahora que hacemos? – dije mirándole.
-
Pues vamos a ir – dijo como si nada.
-
¿Has escuchado lo que te he dicho? – dijo Max
molesto.
-
Sí. Pero vuestra amiga esta allí dentro, ¿no? – los
dos asentimos – Pues habrá que entrar de alguna manera.
-
Yo puedo hacerlo – dije – Si consigo localizar el
aura de Holly puedo tele transportarme allí dentro.
-
Muy lista brujita, pero no lo creo factible.
-
¿A si? Explícame porque guapo – dije desafiándole.
-
Creo que tu mejor que yo sabes que hay más brujas y
que muchas de ellas se aliaron una vez con los vampiros, digamos que son el
bando oscuro. Ellos también tienen sus recursos contra la magia.
-
¿Bando oscuro? – pregunto Max.
-
Cualquier tipo de magia que tenga que ver con la
muerte y la destrucción es oscura. Sobretodo si esa magia se junta con los
chupasangres, que de muerte saben mucho.
-
Veo que los odias – dije.
-
Lo llevo en mi naturaleza – cogió una bolsa – Vamos,
no hay tiempo que perder.
Siete noches aquí encerrada. Matt me las iba a pagar. ¿Qué pretendía
sacándome así de mi cuarto para luego dejarme en esta habitación día y noche
encerrada? La comida estaba buena, eso tenía que reconocerlo... ¿¡No me estaría
cebando para luego chuparme la sangre!? Me acerqué a la puerta por décima vez
aquel día y grité:
-
¿Quiere alguien sacarme de aquí?
Pero para variar nadie contestó. Estaba aburrida, cansada y echaba de
menos a mi gente. Me senté en la gran cama de matrimonio y hundí la cara entre
mis manos. Tuve unas ganas tremendas de echarme a llorar pero no lo hice. Por
increíble que pareciese me sentía incapaz de llorar. No había vuelto a hacerlo
desde la muerte de mi madre.
-
¡Ay mama! ¿Por qué me pasan a mí estas cosas?
La puerta se abrió e inconscientemente cogí un cojín de la cama y me
lo puse en el pecho. No pude creer lo que mis ojos me proyectaron. ¡Era mi tía!
-
¡Tía Jane! Has venido a por mí – dije mientras
tiraba el cojín por el suelo y me tiraba a sus brazos.
Ella no me correspondió pero no le di importancia. Ella estaba aquí
conmigo, nada me importaba más que volverla a ver.
-
Shhh calla pequeña, si me pillan estamos perdidas –
dijo apartándome un poco y cerrando la puerta sin hacer ruido.
-
¿Has venido a buscarme? – pregunte con alegría.
-
Algo así – me miró raramente - ¿Por qué no has
utilizado tus poderes para irte de aquí? – quiso saber.
-
No se..., no se como hacerlo. Es muy extraño tía
Jane, pero a pesar de lo que Blair diga no puedo utilizar bien mis poderes.
¿Sabes tu porque?
-
Cla...
La puerta se abrió dando un portazo. Matt entró a la habitación y
cogió rudamente del brazo a mi tía.
-
¡Fuera de aquí! Te dije que no te acercaras.
-
Suéltala – le ordene – Es mi tía.
Matt me miró sorprendido. Pero no tarde ni dos segundos en volver la
mirada a Jane.
-
Fuera – y la soltó.
Jane me miró de nuevo. Tuve una sensación extraña pero no acerté a
identificar porque. Salió de la habitación con la espalda recta y paso
decidido.
-
Tu también te puedes ir – le dije dándole la
espalda.
-
Lo siento mucho Holly – dijo poniendo sus frías
manos en mis hombros – Me hubiera gustado poder venir a verte antes pero... las
circunstancias me lo han impedido.
-
¡Eso que más da! – dije dándome la vuelto,
enfrentándole con la mirada – Me has secuestrado, me has sacado de mi hogar
contra mi voluntad.
-
No podía estar sin ti, no quiero perderte – me
acercó a él, dándome un cariñoso abrazo - ¿Por qué te fías de esa bruja y no te
fías de mi?
-
Esa bruja es mi tía – dije apartándome – Tu...
-
¿Yo que soy? Creo que te equivocas en muchas cosas
Holly, esa mujer no es tu tía.
-
¡Sí lo es! – dije furiosa.
-
Si esa mujer fuera tu tía no te hubiera dejado
conmigo. Esa mujer no es quien parece. Ese cuerpo no es suyo. Se llama
Rosemary.
-
Eso es imposible... Rose...
Entonces empecé a encajar las piezas. El cambio de comportamiento de
Rose todo este tiempo, aquella despedida, aquella ultima frase... ¿Pero como era posible? ¿Por qué nadie me
había dicho nada? ¿Blair y Max lo sabrían? ¿Cómo lo sabía Matt?
Todo hilo de pensamiento dejo de existir cuando Matt me cogió entre
sus brazos y junto sus labios con los míos. A pesar de ser fríos como el hielo
yo me sentía arder.
-
Déjame que te quiera – dijo apartando sus labios un
poco – Déjame hacerte mía...
-
¿P-porque?
-
Porque así debe ser cielo. En cuanto te vi lo supe. Tú
existes porque yo existo. Te necesito porque tú eres mi aire. Tu me das la vida
que no tengo – me acarició la cara con la mano y me perdí en su mirada,
olvidando si el que tenía delante era Matt o era Jeremy – Porque tu calor
responde ante mis besos – y fundimos nuestros labios.
La cabeza dejo de funcionar. Los brazos se movieron solos y rodearon
su cuello. No sentía el frío, pues toda yo ardía en llamas. El me atrajo más
cogiéndome por la nalga y haciendo que se me escapara un suave gemido. Con
dulzura me cogió del pelo y tiro de mi hacía atrás besándome el cuello. Leves
descargas de pasión hacían que mi corazón bombeara a gran velocidad. Entreabrí
la boca dejándome llevar. Matt fue
descendiendo por mi cuello hasta llegar a mi pecho donde se deleito jugando con
su lengua. Los pezones se me pusieron duros. La respiración era agitada.
En un cambio repentino volvió a devorar mi boca con voracidad cogiendo
con su mano uno de mis pechos. Me sentía enloquecer. La cabeza me daba vueltas.
La imagen de Jeremy se confundía con la de Matt. No entendía lo que me pasaba,
mi cuerpo reaccionaba solo. Pare de repente cuando en mi mente escuche ruido
tras la puerta. Se escuchaban gritos.
-
¡¡Holly!! – esa era la voz de Blair.
-
Blair... – dije apartándome de Matt y empezando el
camino hacia la puerta, Matt me cogió de la muñeca parándome.
-
No vayas... – su voz sonó ronca y triste.
Me lo quedé mirando unos segundos ¿qué debía hacer?
Bah, Matt D: Yo quiero protagonismo de Jeremy que ese si que mola <33333 (¿Se nota que me gustan más los licántropos, no?) Como siempre genial amore :)
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