15 abril 2012

Capitulo 21 "La luz de mi oscuridad"


Cuando llegué a la clase con Raquel, Jack no estaba. Me pasé toda la hora de estudio mirando por la ventana. El tiempo pasaba lento y Jack no daba señales. ¿Dónde estaría? Sonó el timbre que indico el cambio de clase. La puerta se abrió, yo giré la cabeza rápidamente para ver si era Jack pero no era él. Era Derek. Vino hacia mi mientras muchas chicas se le quedaban mirando embobadas. Entendía muy bien porque se le quedaba mirando, el chico tenia buen porte, era atlético. Su pelo rubio estaba peinado de forma rebelde, su mirada verde esmeralda te envolvía por completo, como si no pudieras mirar a ningún otro lado.

-          ¿Cómo va eso Samy? – me dijo sin dejar de sonreírme.

-          Bien... supongo – dije torpemente.

Raquel me dio un empujón y se puso delante de Derek, salvándome de quedar en ridículo con mi tartamudeo.

-          Hola, soy Raquel, amiga de Samy – le dijo animada y coqueta.

-          Hola – dijo seco, se volvió a girar para mirarme – Samy nos vemos en el descanso ¿vale?

-          Yo...

-          No te olvides – me guiñó un ojo y se giró chocándose con alguien – Perdón – dijo.

-          No te acerques a Sam – le dijo Jack totalmente serio.

-          ¡Ah! Pero si eres tu Jacky – le dijo poniendo una mano sobre su hombro – No te preocupes, no muerdo.

-          Quedas advertido Derek – le contestó.

Derek se marchó con las manos en los bolsillos y silbando.

-          ¿Lo conoces? – preguntó Raquel con una mirada severa debido a la poca atención de Derek.

-          Sí – dijo Jack sin dejar de mirar a la puerta ya cerrada – Por desgracia.

-          Si, ya me he dado cuenta que no es de fiar – dijo ella indignada.

Yo solté una risilla al ver a mi amiga. No soportaba que la ignorasen y menos un chico guapo.

-          ¿Y tu de que te ríes? – me dijo frustrada y con el ceño fruncido.

No pude aguantarlo y mi risa sonó por toda la clase. La gente se me quedó mirando. Al darme cuenta que me había pasado me sonroje. Raquel levantó la cabeza bien alto y me dijo.

-          No quiero que te acerques a él Samy.

-          ¿Por qué? Si no me ha hecho nada – Raquel se sentó en su mesa mirando a la pizarra, haciendo que no me oía – Fui yo la que tropecé con él.

-          Haz caso a Raquel, Sam – me dijo Jack muy serio sentándose en el suyo.

Yo me los quedé mirando a uno y a otro, sin entender nada. ¿Pero que les pasaba?

-          Por cierto Jack, Mikel me dió la nota – me miró y su mirada se relajó - ¿No me puedes dar un adelanto? Es que para el descanso falta un rato todavía.

-          No sabía que fueras tan impaciente – me dijo divertido – Te tendrás que esperar hasta entonces – añadió levantando un dedo en señal de advertencia.

El profesor entró en la clase y no me dio tiempo a seguir insistiendo. ¿Cuál será el deseo que quiere cumplir? Solo me podía imaginar uno, pero el silencio de James me había dado la respuesta. Era imposible. Eché un suspiro al aire. 

El tiempo se me hizo eterno, pero por fin tocó la campana que anunciaba la hora del descanso para almorzar. Me apresuré a coger el mío. Jack había salido de la clase sin darme cuenta. Corrí para alcanzarle pero choqué con alguien.

-          Parece que estamos destinados a chocarnos encanto – me dijo la risueña voz de Derek.

-          Em... Sí eso parece – le miré tímida.

Yo no se que le veían de malo al pobre chico, parecía simpático.

-          ¿Almorzamos juntos? – me preguntó.

-          Esto... Lo siento, pero tengo algo que hacer – y salí corriendo – Hasta luego – le dije mientras daba la vuelta a la esquina que daba a las escaleras.

Subí los peldaños de dos en dos. Tuve suerte, no me caí. Abrí la puerta que daba a la azotea con una sonrisa orgullosa por mi proeza cuando escuché a Jack.

-          Sí... No, no creo que tarde... Sois iguales de verdad- empezó a girarse hacia donde yo miraba confundida mientras seguía hablando por el móvil – Acaba de llegar... ¿quieres que te la pase? – Jack soltó una carcajada - ¿Y si no que? ... Vale, vale – me alcanzó el teléfono – Toma, es para ti Sam – me dijo sonriendo.

Cogí el teléfono algo nerviosa.

-          ¿Sí?

-          ¿Sam? ¿Eres tu? ¿Eres tu de verdad? – dijeron al otro lado.

-          ¿Mama? – dije con voz temblorosa mientras mi ojos se inundaban de lagrimas de alegría. 

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