-
¿Mama? ¿Eres tú? ¿Estás bien? ¿Pero de verdad
que eres tú?
Escuché una risa que
fue música para mis oídos.
-
Sí mi niña, soy yo.
-
¿Estás bien?
-
Sí, ahora estoy muy bien.
-
Estaba tan preocupada por ti... Jack me contó lo
de tu ataque de ansiedad.
-
No te preocupes por mi Sam, ahora estoy perfecta
porque estoy escuchando a mi niña querida.
Las lágrimas rodaban
por mis mejillas, como un grifo que no se puede cerrar.
-
Por favor... Mama... Dime la verdad...
-
¿A que te refieres?
Jack giró la cabeza,
cerrando los ojos bien fuerte, como queriendo no recordar.
-
Mama...
-
No te preocupes mi niña. Pero dime ¿cómo te va
todo? ¿Tu estás bien? – me dijo, claramente estaba desviando el tema.
-
Ahora todo esta muy bien, me cuidan muy bien...
-
Va mi niña, no te me entristezcas. Te toca ser
feliz.
-
Quiero verte.
Hubo un largo silencio.
-
Te prometo que nos veremos pronto Sam. ¿Cómo
esta Mikel?
Sin quererlo un sonrisa
broto de mis labios al pensar en él. Se estaba convirtiendo en el niño de mis
ojos.
-
Está precioso, es un encanto de niño.
Pero me quedé quieta al
recordar que no sabía como se conocían.
-
Mama... ¿cómo es que conoces a los McGregor?
Otro silencio.
-
Verás... – se escucho una voz grabe al otro lado
del teléfono – Sam, ya hablaremos otro día, ahora tengo que colgar ¿vale? Al
parecer me han pillado – y soltó una risilla nerviosa.
-
Está bien ¿cómo puedo localizarte?
-
Ya lo haré yo, ¿vale? – se callo para luego
añadir – Esta vez te prometo que no te haré esperar tanto, te lo aseguro.
Y se cortó la
comunicación. Me senté de golpe, sacando todos mis nervios en pequeños
temblores. Jack se acercó preocupado.
-
Sam, ¿estás bien?
Y me agarré a él. Como
en la noche pasada. Queriendo que el me hiciera tranquilizar. Queriendo que
todo fuera distinto y que hubiera tenido a mi madre siempre a mi lado. Apenas
conocía a mi madre, si me paraba a pensarlo.
-
Si – dije en un susurro- Jack, gracias.
-
Entonces, ¿te a gustado mi sorpresa?
-
Si mucho – y le regale la mejor sonrisa que pude
sacar.
-
Me alegro – dijo y me dio un beso en la frente.
Creo que me ruboricé.
-
Vamos – me cogió de la mano – Tenemos que ir a
clase o llegaremos tarde.
-
No he almorzado todavía – dije algo tímida.
Se paró en seco y me
miró.
-
Esta bien, ¿qué te parece si nos saltamos esta hora?
– me dijo divertido.
-
Vale – dije sonriéndole.
Se estaba tan bien en
la azotea. Ninguno de los dos hablábamos. Yo sabía que más por que comiera era
que Jack quería que me tranquilizara.
-
Jack, ¿te puedo hacer una pregunta?
-
Poder puedes- dijo.
-
¿De que conoces a Derek?
Noté como sus músculos
se tensaban. Parecía que no podía preguntar nada sin provocar ninguna reacción
en la persona.
-
Antes éramos amigos, los mejores.
-
¿Y que pasó? – dije antes de dar otro mordisco a
mi bocadillo.
-
Veras..., en mi antiguo instituto Derek, una
chica y yo íbamos siempre juntos. Éramos inseparables. Siempre nos ayudábamos.
Pero un día Derek y Megan empezaron a salir juntos...
-
¿Y eso hico que te dejaran de lado o algo? –
pregunte curiosa. Quería saber todo sobre Jack, aunque no sabía porque.
-
No, para nada. Seguíamos saliendo juntos. No tan
a menudo, pero yo entendí perfectamente la situación. El caso es que un día
Megan llegó con un brazo lleno de moretones. Yo le pregunté que qué le había pasado.
Ella me dijo que no era nada, que se había dado un golpe. Quise creerla porque
confiaba en su palabra. Pero después de mucho tiempo de ver que esos moretones
eran más comunes en su cuerpo empecé a sospechar. Derek la pegaba, casi desde
el primer día en que empezaron a salir.
-
Vaya... – no sabía que decirle, yo podía saber
como se sentía Megan pero no como pudo sentirse Jack - ¿se arreglo todo?
-
Megan se fue de la ciudad. Derek y yo nos
peleamos. Más tarde me cambié a este instituto y no le vi más. Hasta hoy.
-
Ya decía yo que no le había visto nunca.
-
Sam, te lo pido por favor, no quiero que te
acerques a él, ¿esta claro?
-
Esta bien, pero... ¿y si a cambiado?
-
Me importa un pepino si ha cambiado.
Me callé al verlo tan
furioso. Cuando sonó la campana para la siguiente clase los dos nos levantamos.
El pasillo estaba lleno de gente. Delante de nuestra clase estaba Derek.
-
Samy, Jacky ¿dónde estabais?
-
No te importa- le contesto Jack entrando en
clase sin ni siquiera mirarle.
-
¿Qué le pasa? – me pregunto a mi, que me había
parado en seco al escuchar el tono de voz de Jack.
Pensé en contestarle
como si yo no supiera nada, pero me puse en la piel de Megan, algo que yo había
vivido.
-
Tu mejor que nadie tendrías que saberlo ¿no? –
le dije acusadora.
-
No, no entiendo nada.
-
Pues piensa y recuerda – acto seguido le gire la
cara y me fui a sentar a mi mesa.
Sentía rencor. Y ahora
mismo se lo dirigía todo a Derek. ¿Qué le habría llevado a él a hacer tal cosa?
Mi padre tenía cierto motivo. Bueno, no, no era un motivo, pero si una excusa.
¿Y la suya cual seria?
Pero que coño escondera la madre, maldita intriga y derek ... se puede ir al infierno y tal, me cae mal.
ResponderEliminar¿Pero que tenéis todos contra Derek? XD Que esconderá la madre~~
Eliminar