17 febrero 2012

Capitulo 4 "La luz de mi oscuridad"


Estaba en el vestuario de chicas, con en el sobre en mis manos sin atreverme a mirar que había dentro. Quizás esta carta fuera la responsable del inusual comportamiento de mi padre estos últimos días.

- Samy, vamos o llegaremos tarde – me dijo Raquel desde la puerta.

- ¡Voy! – me apresure a decir mientras guardaba el sobre dentro de mi taquilla.

Cuando salí Raquel ya había desaparecido. Comencé a correr hacia la pista, pero tropecé. Estaba apunto de estamparme contra el suelo cuando alguien me sujeto y evito mi caída.

- Deberías mirar más por donde andas – me dijo una voz muy acusante.

- Perdón...

Dije mientras mi salvador me soltaba. Cuando le miré me recorrió un escalofrío de pies a cabeza. Era él. Era el chico nuevo, Jack.

- ¿Siempre eres tan patosa? – me pregunto levantando una ceja dándole un aspecto bastante cómico. Definitivamente no le pegaba.

- Normalmente lo es más – dijo Raquel acercándose hacia nosotros – su ultima caída le proporciono una herida en toda la boca.

La miré amenazante, pero Raquel me hizo un gesto con la mano como diciendo que le restara importancia, que no era para tanto.

- Curioso, tuviste que caer de boca para que ocurriese tal cosa y yo ahora mismo he visto como pretendías parar la caída con las manos – me miro interrogativamente, poniéndome a prueba y yo no sabía cual era su motivo.

- Pues... – trague saliva – será que además de patosa seré corta de reflejos.

- Bueno, en eso no te falta razón – dijo Raquel risueña – pero vamos chicos, vamos a llegar tarde – añadió mientras me empujaba.

Jack seguía mirándome. Yo le sostenía la mirada. Pero inevitablemente tropecé de nuevo y esta vez me caí. Me rasque la rodilla y estaba sangrando. Jack me cogió en brazos y sin decir nada me llevo a la enfermería dejando a una Raquel boquiabierta.

Una vez en la enfermería...

- Bueno, no parece mucho Samy, mientras mantengas la herida limpia no habrá ningún problema – me dijo la enfermera sonriéndome.

- Ya, como siempre ¿no? – dije sacando la lengua.

Jack se encontraba cerca de mí. Mirándome, una vez más. La enfermera me dio el visto bueno y me dejo irme. Jack me siguió.

- ¿Qué quieres? – le pregunte.

- La verdad – me dijo tajante.

- No hay más verdad de la que ves. A una chica algo patosa con falta de reflejos.

- No te creo – se acerco a mi, noté su aliento muy cerca de mi cara. Me estremecí - ¿Ves? Me acerco a ti y sientes miedo – me volvió a mirar, pero esta vez dubitativo - ¿A que le tienes miedo Sam?

En el preciso momento en que escuche ese nombre salí corriendo, dejando atrás a un Jack totalmente desconcertado. Cogí todas mis cosas y me fui al parque, saltándome por primera vez las clases voluntariamente.

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