12 marzo 2012

Capitulo 13 "La luz de mi oscuridad"



-          ¿El comportamiento de su padre lo considera violento? – me preguntó el policía.
-          ...
-          No se preocupe señorita. Puede contestar sin ninguna reserva.
-          Mi padre..., - me sudaban las manos, no quería decir la verdad, pero no quería mentir a aquel hombre amable que estaba teniendo mucha paciencia conmigo – Mi padre suele ser muy violento, pero normalmente solo lo era conmigo. Nunca mostraba esa actitud con otras personas. Al menos cuando yo estaba presente.
-          ¿Quiere decir que el señor McGregor le provoco?
-          No, en ningún momento. Él fue amable.
-          ¿Su padre la maltrato físicamente o psicológicamente en algún momento?

Esa era la pregunta que respondía a todos mis miedos. No podía evitarlo, tenía que decir la verdad.

-          Sí, ambas – dije, con lagrima cayendo lentamente por mi mejilla.

El hombre puso una mano en mi hombro intentando reconfortarme. James desde una esquina de aquel despacho tan elegante me miraba con serenidad.

-          ¿Cuándo fue la primera vez que... – el policía no pudo acabar la frase, se notaba en su forma de mirar que no quería ofenderme, ni lastimarme moralmente. No más.

-          El 4 de abril de hace doce años.

El día que mi madre se marchó. El día que probé el sabor de mi sangre por primera vez. El día en que mi padre destrozó todo lo que había de por medio, sin importar que su hija de cinco años estuviera en medio, asustada. El día que sobre mi cayó una oscuridad, donde murió la inocencia, donde murió la fantasía y la magia de una vida llena de amor maternal.

James me miró directamente. Entonces vi dolor en su mirada, también rabia e impotencia.

-          ¿Por qué nunca lo denunció?
-          Porque... – me costaba respirar – porque había veces que las palizas eran tan brutales que me dejaba en cama varios días, y cuando tenía la oportunidad las marcas del delito ya habían desaparecido – hice una pausa, intentando serenarme, intentando no recordar, de no sentirlo - ¿quién iba a creer a una niña? Además, desde bien pequeña mi padre me había amenazado que aunque lo contara el vendría a por mi. Que me castigaría por mi comportamiento. Para que... – comencé a sollozar- ...
-          Me parece que será mejor dejarlo aquí.

Alcé una mano, yo quería continuar. Quería acabar con eso.

-          Para que no me fuera como mi madre. Me echaba las culpas a mi de su abandono. Día tras día me repetía que no tenía que haber nacido, que hasta que yo aparecí eran muy felices.
-          Samantha, por favor, no continúes, no tienes porque continuar – me dijo James, preocupado. Yo no paraba de llorar, pero quería contarlo todo.
-          Quiero hacerlo. Quiero hablar – cogí aire– Pero yo no le creía, no quería creerle. Insultaba a mi madre siempre, diciendo que yo era como ella, pero que yo no le iba a abandonar. Él iba a cuidarse de que eso no pasara. Me decía que mi madre no volvería mientras yo existiera – les miré con una sonrisa llena de lagrimas – Pero..., pero yo nunca perdí la esperanza, mi madre volvería a por mi, me lo prometió. En su momento yo no sabía que es lo que me estaba diciendo mientras se despedía. Pero en mi corazón guarde sus palabras como un tesoro. Lo único que me ha mantenido viva a sido aquella promesa.

Y seguí llorando de pura agonía. Mi cuerpo estaba lleno de miedo por todos aquellos momentos en los que mi padre me pegaba, por todos aquellos momentos en los que me levante para defender a mi madre y volvía a caer, por todas aquellas noches silenciosas en las que mi padre me dejaba sola. James se acercó a mi y me abrazó. En un primer momento me sorprendí. A pesar de que Jack también me había abrazado de aquella manera me quedé quieta, para luego aferrarme a aquel hombre con total desesperación. Rezando en mi corazón que nunca más me dejaran volver junto a mi progenitor.

Desde detrás de la puerta Jack escuchó todo el relato. Con los puños cerrados dejando ver unos nudillos blancos se prometió, que nunca jamás, permitiría que Samantha volviera a sufrir.

No hay comentarios:

Publicar un comentario