10 febrero 2012

Conectada (Segunda parte)


Soy consciente de que es un sueño. Que no es real. Pero también soy consciente que un día todo aquello paso de verdad. No puedo evitar sentir lo mismo que para entonces. Estaba feliz. Gloriosa, burbujeante. Estaba siendo el día más feliz de mi vida. La estancia estaba llena de rosas blancas que dejaban su aroma por doquier. Me miro en el espejo y me doy unos últimos retoques a mi maquillaje. Ya estoy lista. Miro mi tocador. Oh no. Allí están, un par de gemelos. Se los olvidó. Los cojo y salgo por la puerta a un largo pasillo. Por el camino me encuentro con alguien.

-         Estas preciosa – me dice.

-         Gracias – le contesto.

-         ¿Te vas a escapar? Eso me rompería el corazón.

Me río.

-         No, se le olvido esto. Voy a dárselo.

-         Esta bien, te acompaño. ¿Aunque no dicen que eso trae mala suerte?

-         Eso dicen... Pero no creo en las supersticiones.

-         Yo tampoco – me sonríe.

Le acompaño en la sonrisa.

-         Un día de estos tienes que venir a comer conmigo.

-         Esta bien, cuando tú quieras.

-         Te tomo la palabra, aunque... ¿él te dejara?

-         Eres su mejor amigo, por supuesto que sí. Tu novia y él salen muchas veces a comer juntos. Siendo justos, nosotros también podemos.

-         Tienes razón. Pero es porque trabajan juntos. No es de extrañar que salgan a comer juntos.

-         Ya lo sé.

Giramos en una esquina. Al final del pasillo hay una puerta. Nuestra conversación termina y solo se escucha el taconeo de mis zapatos blancos. Giro el picaporte. El tiempo parece ir más lento. Él me dice algo y yo me río porque me hace gracia mientras abro la puerta. Cuando giramos las caras y las risas se congelan. Al igual que el tiempo y aquella escena. Los gemelos del que se supone que sería mi futuro marido caen al suelo. Me mira, le miro, ella también me mira y luego cambia su mirada a mi acompañante. Mi acompañante gruñe. Se mueve a mi lado. Se me adelanta y coge entre sus manos el cuello de la camisa del novio. La chica se hace a un lado. Grita. Yo no puedo moverme. No lo entiendo. El corazón se me acelera mientras comienzo a comprender que es lo que está ocurriendo.

El novio, mi novio, esta semidesnudo. La camisa desabrochada, al igual que los pantalones. La chica, mi dama de honor, la novia del mejor amigo de mi novio tiene el vestido bajado hasta la cintura y la falda subida hasta las caderas. No puede ser. Mi acompañante le pega un puñetazo al novio. Yo me llevo las manos a la cara. Lloro. La dama de honor los separa. Grita a su pareja. Le dice que no le quiere. Que está enamorada de otro. De mi novio. Abro los ojos más fuerte. Le miro a él. Él me mira y baja la mirada. Él también la ama. Cojo un jarrón cercano a mí y le intento dar mientras le insulto. Fallo, pero no me importa. Mi acompañante intenta pararme. Me abraza, intenta calmar mi respiración agitada. Le dice algo a él, no lo escucho. Solo oigo el sonido de mi corazón haciéndose mil pedazos.

Salimos a fuera. Me lleva a la estancia donde yo me estaba preparando. Me dice que le espere allí. Que me cambie. Que avisara a la gente. No hay boda. No me caso. Me cambio sin darme cuenta de lo que hago. Todavía no me lo creo. Ayer me dijo que me quería y que iba a hacerme feliz. Mentiras. Todo era mentira. Sigo llorando. Me ahogo en mi pena.

Él vuelve. Me coge de la mano. Me saca de aquel lugar. Vamos a un bar. Pide un par de copas. Los dos nos la bebemos de un trago. Les maldecimos. Les odiamos. Nos sentimos miserables y engañados. Me emborracho. Ya no siento dolor. Ya no me siento triste. Salimos de aquel lugar cuando ya es de noche. No hablamos. Me acompaña a mi casa. Abro, no hay nadie. Entra conmigo. Sirvo otras dos copas con torpeza. Seguimos bebiendo en silencio. Me siento incomoda. Lo miro. Me mira. Se acerca a mí. Nos besamos.

El tiempo va lento una vez que estoy entre sus brazos. Me besa y me tranquiliza. Me acaricia y ardo en llamas. Me susurra algo. No lo escucho. Solo quiero olvidar. Que me haga olvidar. Y lo hago. Solo pienso en el ahora. En él. En mí entre sus brazos. Me llena, me siento gloriosa. Me excita, le excito. Me siento caliente. Nos besamos con pasión y me hace suya. Soy una con él. Escucho un ruido. Los dos levantamos la mirada. El novio esta allí. Nos separamos al instante.

-         No es lo que parece – le digo.

Estúpida. Me siento estúpida. ¿Qué he hecho? Su mejor amigo se levanta. Se excusa, se acerca a él. Le intenta explicar. Estábamos borrachos, dolidos, tristes. Éramos cómplices. La cosa se nos fue de la mano. Él no lo entiende. Le atesta un puñetazo. Me dice que se va, que no va a volver. Que le he hecho daño. Y lo hace. Coge sus cosas y se marcha. Su mejor amigo sale tras él. Me dejan sola.

Vuelvo a llorar. Miro el armario medio vacío. Cojo una camiseta del suelo y me la pongo. Miro donde estaban sus cosas. Vacío. Como yo. Me siento vacía. Me ahogo, me ahogo en mi soledad. Nadie llama. Nadie viene a verme. A nadie le importo. Ya nada importa. Y cuando me doy cuenta de ello. Grito y me odio. Y entonces... me despierto.

Escucho al perro ladrar, empieza un nuevo día. Es sábado. No hay que trabajar. Desayuno, me ducho, me visto, me peino y me cepillo los dientes. El otro cepillo ya no está allí. Mejor. Saco al perro a pasear para que se calle. Llego temprano a casa. A mi casa vacía. Me aburro. No sé qué hacer.

-- Karin se ha conectado.

Karin: Hola.

Lea: ¡Sigues viva!

Karin: Se hace lo que se puede. ¿Qué tal?

Lea: Fatal. Esta barriga no me deja tranquila ni un solo día.

Karin: Solo te quedan dos semanas.

Lea: Dos largas y eternas semanas. ¿Cómo lo llevas?

Karin: Siguen ahí.

Lea: Supéralo, ya es hora.

Karin: Ya lo he hecho, pero los sueños siguen ahí.

Lea: Al igual que el perro. Era suyo, se llevo todo y te dejo el chucho a ti.

Karin: Se le coge cariño.

Lea: A los cerdos no se les coge cariño.

Karin: Me refiero al perro.

-- JT se ha conectado.

Lea: Hablando del rey de roma.

JT: ¿Me echabas de menos Lea?

Lea: ¿A ti? No gracias, tengo un maravilloso esposo. No te necesito.

JT: Lastima, me partes el alma.

Lea: Eso se lo dices a todas.

JT: No, tú me partes el alma. Pero Karin me parte el corazón.

Karin: Sigue en pie lo de las tiritas si quieres.

JT: Prefiero que me lo cures tu con tu amor.

Karin: De eso ya no tengo, lo siento.

Lea: Amor es lo que le hace falta. Dale amor Donjuán y échale un buen polvo de paso.

Karin: ¡Lea!

JT: No te preocupes, si algún día se deja ver, lo haré.

-- Karin se ha desconectado.

Lea: Pues hazlo mejor. Mira, la has ahuyentado.

JT: Has empezado tú.

-- Max se ha conectado.

Lea: No le eches las culpas a una pobre mujer embarazada.

Max: Tú de pobre mujer no tienes nada.

Lea: Hablando de cerdos...

JT: El que faltaba.

Max: Tú calla.

Lea: ¿Qué te trae por aquí después de un año entero?

JT: Viene a echar sal a las heridas.

Max: Cállate.

Lea: Ella se ha ido.

Max: Lo sé, no la veo.

JT: Ni ella quiere verte.

Max: Vete a la mierda.

JT: Lo haría, pero estás muy lejos.

-- Karin se ha conectado.

Lea: Hola de nuevo.

Karin: Que os quede claro. Voy a cambiar. Lo voy a buscar.

Lea: ¿Al perro?

JT: ¿A mí?

Max: Hola Karin.

Karin: Adiós Max. Al amor.

JT: El lunes paso a por ti y ya lo tendrás. No te escapes.

Max: Das asco.

Karin: Tu más. Él no abandono a nadie. Él no se tiro a su dama de honor en su boda.

Lea: JT ya sabe quién eres.

JT: ...

Max: Él se follo a mi novia ese mismo día.

Karin: Ajo y agua. Se da lo que se recibe.

JT: ¿Me utilizaste Karin?

Lea: Esto se pone interesante...

Karin: No JT.

JT: Chúpate esa.

Karin: Lo siento Max. Siento que te haya dejado por otro.

JT: No lo sientas, se lo merece.

Karin: Lo sé.

Max: Idos a la mierda. No pienso hablaros nunca más.

Karin: Eso, ahora coge el chupete y a la cuna.

Max: Veo que ya lo has superado.

Karin: Veo que sigues tan imbécil como siempre.

JT: Veo que mi oportunidad a llegado.

Lea: ¿Qué oportunidad?

Karin: ¿Qué oportunidad?

Max: Pues que se te atragante.

-- Max se ha desconectado.

Lea: Me voy, clase de preparación para el parto.

-- Lea se ha desconectado.

JT: ¿Cómo sabes que soy yo?

Karin: Ayer te vi antes de que las puertas del ascensor se cerraran.

JT: ¿Oíste mi mensaje?

Karin: Sí.

JT: Me debes una comida.

Karin: Lo sé.

JT: Te debo una explicación.

Karin: Esta bien.

JT: El lunes, sin falta. Comemos juntos.

Karin: Vale.

-- Karin se ha desconectado.

JT: Pronto todo quedara claro...

-- JT se ha desconectado.

2 comentarios:

  1. El sueño era su boda o una peli porno :O

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  2. 50%... No, es su boda claro está. Ella le va a llevar los gemelos al novio y se lo encuentra dándose el lote con la dama de honor, de ahí la escena porno XD

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