Llevaban ya un día entero encerrados en la trampilla que sus padres hicieron bajo el suelo de la casa para esconderse. El mayor de los dos muchachos todavía escuchaba como alguna bestia rondaba cerca ya que le llegaba su olor pero era tan tono que no identificaba de donde venía. El más pequeño temblaba entre los brazos de su hermano. Deseaba que su hermana volviera pronto. Tenía mucho miedo.
La bestia de ojos ambarinos se recorría toda la estancia siguiendo el olor. Ya había restregado su mugrienta nariz varias veces por encima de la trampilla pero había pasado de largo al no encontrar nada lógico. Se comenzaba a desesperar, estaba hambriento y la ira iba apoderándose de él. Así que según pasaba los minutos iba destrozando más y más cosas.
Los niños cada vez tenían más miedo. Era la primera vez que Nay los dejaba tanto rato a solas. Ellos no sabían como defenderse.
La bestia cargo con la estufa de metal y la tiro con el suelo con furia, abriendo a su paso un agujero en el suelo de la estancia. El olor se hizo más fuerte.
En las cercanías de la casa Nay notaba espantada tras un arbusto como habían dos bestias, una dentro y otra fuera por su hogar. Horrorizada no paraba de pensar en sus hermanos pequeños.
- Son débiles - dijo Creick, que estaba junto a ella. La quería dejar sana y salva para poder seguir su camino pero parecía que el destino no le dejaba tranquilo.
- ¿De ojos amarillos? - pregunto ella.
Comenzaba a amanecer y la noche daba paso a la luz,a la claridad, pronto las criaturas se cansarían de buscar, eso si es que no les superaba el hambre. Creick miró a Nay incrédulo.
- ¿Eres ciega? - pese a sonar como un insulto la pregunta era una pregunta seria.
Creick se acaba de dar cuenta de la capa de brillantes que los ojos claros de Nay presentaban. Como si tuviera una fina capa de tela brillante. Nay agacho la cabeza.
- No del todo, distinto el movimiento de "cosas" por suerte tengo el sentido del oído y del olfato más desarrollados. Por lo que identifico mucho mejor que una persona normal de donde vienen los sonidos y puedo distinguir a esas bestias de cualquier otra cosa. Huelen fatal...
- Pero antes... Con tu arco... Tu...
Creick estaba incrédulo, antes, era de noche y ella desde su escondite disparó a la bestia con su arco una flecha que dejo al bicho con un boquete en toda la cabeza.
- Ya te dicho puedo... - Nay interrumpio sus palabras cuando escuchó el estruendoso ruido que salió del interior de la casa - ¡Mis hermanos!
No se lo pensó dos veces y salió corriendo sacando su arco y preparando una flecha que en cuanto la bestia que estaba fuera se le fue a acercar se la llevo incrustada entre ojo y ojo.
- Esta mujer... Guau... - dijo Creick para si - Espérame loca.
La puerta de la entrada estaba destrozada. Nay se apoyo contra el marco preparada para girarse y entrar con otra flecha preparada en el arco. Creick ya se encontraba a su lado con la espada en mano. Un grito desgarrador salió del interior y Nay no pudo aguantar más. Pero cuando llegó al lugar de donde procedía el grito ya era demasiado tarde y ella se quedó paralizada.
Creick estaba fuera de si al ver la escena. Un crío, que parecía tener unos 8 años, estaba muerto en el suelo, con toda la espalda desgarrada dejando ver la columna vertebral. El estomago se le revolvió un poco pero había visto cosas peores, por desgracia. Al lado de este había un crío más pequeño, de unos 6 o 7 años, con el pie totalmente quemado al lado de una estufa destrozada. Lloraba desconsolado. Pero por otro lado la bestia se retorcía de dolor con los ojos lleno de brasas de la estufa. Y pronto entendió que había ocurrido.
El crío mayor había protegido al pequeño, a costa de su vida, este, en un intento de hacer algo por su hermano chutó la brasas con su pie descalzo para que le llegaran a la bestia y dejara de comer.
- Coge a tu hermano, ¡vamos! - le gritó Creick a Nay. Esta reaccionó.
Creick cargó contra la bestia poniéndole la espada en la garganta. La bestia gritaba y gritaba por el dolor. No veía, las brasas le habían quemado los ojos y sangraba una viscosidad oscura.
- Era solo un crío... - dijo Creick - solo un crío.
Le pego un rodillazo en el estomago, se apartó y con un corte limpio, le cortó la cabeza. El silencio se hizo en aquel lugar.
Más tarde, en las profundidades del bosque, en una cueva, había una pequeño fuego rodeado por tres personas. Creick cortaba con su cuchillo un trozo de madera para pasar el tiempo. El pequeño con el pie vendado y con fiebre dormía en los brazos de su hermana totalmente exhausto. Nay estaba en shock. No sabía que tenía que hacer.
- Mañana por la mañana os llevaré a un aquelarre que hay cerca de aquí. Es un día de camino más o menos. Ya cargaré yo con el chaval. Allí os acogerán y podrán curar mejor a tu hermano.
Nay solo se limitó a asentir....
DDDDDDDDD: Pobre hermanito de Nay!
ResponderEliminarNo me gustan las historias tristes... u_u
Y eso de un aquelarre? les van a cuidar las brujas?
Esperando el proximo capitulo :D
Nuuu, a ver, no es un aquelarre de brujas, lo explico en el anterior capitulo. La gente que todavía vive, para sobrevivir a estas criaturas se reúnen por zonas, en cada una de estas zonas hay una persona al mando. Se autodenominan aquelarres, pero no tienen nada que ver con las brujas.
EliminarMe alegro de que te guste ^^
Violencia!!!, sigue con esta saga porfavor ^^
ResponderEliminarSeguiré, seguiré :D
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