16 febrero 2012

Capitulo 3 "La luz de mi oscuridad"


Tras una semana de sospechosa tranquilidad en mi casa comencé a ponerme nerviosa. Tanta calma por parte de padre era muy confusa. Llegaba tarde casi todas las noches. A veces venia demasiado borracho como para reparar de que tenía una hija, otras se paseaba por su estudio demasiado intranquilo murmurando palabras difíciles de descifrar. Algo pasaba y yo quería enterarme de que se trataba.

Tras otro día de instituto lleno de miradas intimidantes por parte del chico nuevo y de suspiros de Raquel me fuí a mi casa. Cuando abrí la puerta todo estaba lleno de luz. Se escuchaba un aspirador en el comedor.

- ¿Padre? – dije tímidamente.

- ¡Oh! Samy, llegaste muy pronto hoy – me dijo, sospechosamente alegre. Pero su mirada no estaba llena de alegría. En esa mirada de ojos claros se leía el miedo y la preocupación.

- Iba a limpiar cuando llegase del instituto. Padre, deje, ya lo hago yo – dije con precaución.

Él me echó una mirada larga, severa. Que se suavizó forzadamente tras unos segundos.

- No te preocupes hija, tu ves hacer tus tareas escolares ¿quieres? Pronto serán tus exámenes finales, y no quiero que suspendas.

Le miré fascinada. Pero no me confié. Es cierto que nunca le había visto así. Por esa misma razón no me fié.

- ¿Esta seguro padre? Puedo hacerlo yo sin ningún problema...

- ¡He dicho que lo hago yo! ¡Ves hacer tus tareas ahora mismo! – me dijo amenazante.

Di un paso hacia atrás. Le miré asustada esperando que él diera un paso hacia mi dirección y me golpeara. Pero no paso nada. Él enchufó de nuevo el aspirador y continuó limpiando. Fui a mi habitación y me puse a hacer la tarea. Cuando termine el sol ya se escondía. Baje a la cocina y me puse a hacer la cena.

- Padre, la cena ya esta lista – dije alzando un poco la voz para que me escuchara.

- Enseguida voy – dijo, y continuo hablando. Supongo que estaría hablando por teléfono en el estudio.

Puse la mesa y me senté esperando a mi padre para comenzar a cenar. Cuando salió del estudio dio un portazo. Vino al comedor pisando fuerte. Estaba cabreado. Se sentó a la mesa. Dio un sorbo a la sopa.

- ¡Esta ardiendo! ¿Quieres matarme o que? – dijo mientras se acercaba a mi y me cogía del pelo para que me pusiese de pie.

- Lo siento padre. Por favor... – Balbucee mientras esperaba a que llegara el dolor. Pero en vez de eso me miro con furia, me soltó, cogió su chaqueta y salió de casa, dando una vez más un portazo.

Cuando terminé de cenar recogí la mesa. Cuando iba a tirar las sobras a la basura vi un sobre abierto. Era muy extraño, padre nunca tiraba ningún sobre a la basura, ni la propaganda. Siempre la dejaba en un rincón acumulada para que yo fuese a reciclarla. Cogí la carta y mire el remitente. Eran de los juzgados. Me guardé la carta y fui a sacar la basura.

2 comentarios: